La participación de estudiantes como recursos en la orientación académica

La participación de estudiantes como recursos en la orientación académica

Mario A. Núñez

Aitza Galarza

Ileana Rodríguez

La orientación académica es un elemento esencial en el desarrollo óptimo del estudiante. Ésta se ha definido como un “proceso sistemático basado en una estrecha relación estudiante-orientador cuya intención es ayudar a los estudiantes a alcanzar sus metas educativas, profesionales y personales a través del uso de una gran variedad de recursos institucionales y comunitarios” (Ender, Winston & Miller, 1982, p.8). Crocket(1978) añade a esta definición que la orientación académica contribuye a que el estudiante pueda darse cuenta de la gran cantidad de beneficios que hay disponibles para él en la institución.

Por otro lado, se ha encontrado que estos servicios son la clave para retener estudiantes en las instituciones educativas (Noel, 1976; Glennen, 1976). De hecho Carstensen y Silberhorn (1979), en un estudio que incluyó 947 instituciones, encontraron que los índices de retención de estudiantes aumentaron un 25% o más en aquellas instituciones que mejoraron sus programas de orientación académica. Otro estudio concluyó que la “orientación académica provee un lazo crucial entre la universidad y el estudiante que reduce sus sentimientos de alineación” (Jurich & Polson, 1979, p.249).

La orientación académica llevada a cabo adecuadamente se convierte en una poderosa influencia en el crecimiento y desarrollo del estudiante ayudándole a desarrollar metas educativas y profesionales más maduras. En este sentido la buena orientación académica puede ser una función más crítica y significativa que la propia enseñanza.

A pesar de lo esencial que es la orientación académica se ha encontrado que en la mayor parte de las instituciones este servicio es inadecuado e inefectivo (Crocket, 1978). Las razones principales de que se ofrezcan pobres servicios de orientación académica es que no existen suficientes orientadores y/o éstos no están accesibles y por lo tanto no se utilizan sus servicios.

Estos hallazgos hacen importantes la búsqueda de una alternativa práctica, económica y efectiva para ofrecer servicios de orientación académica. Respondiendo a esta necesidad muchas universidades han desarrollado una gran variedad de programas en los cuales los estudiantes se desempeñan como orientadores académicos. En un estudio realizado en el 1984, en el que participaron 200 instituciones, un 78% de éstas manifestó que utiliza estudiantes en el ofrecimiento de servicios. De este 78%, un 56% indicó que los utiliza como orientadores académicos (Salovey & D’Andrea, 1984).

El propósito de este trabajo es el describir un proyecto de orientación académica de pares desarrollado en el programa de psicología del Recinto Universitario de Mayagüez. Este proyecto se conoce como Estudiantes de Psicología en Servicios de Orientación Académica (EPSOA). Además, se examinarán varios aspectos importantes en el desarrollo de este tipo de proyecto, tales como selección y adiestramiento de los participantes y evaluación del programa.

Consejeria de pares:

Un consejero de par puede ser defindo como un estudiante subgraduado o graduado quien a sido adiestrado en destrezas de ayuda para asistir a sus compañeros estudiantes en el proceso de ajuste y funcionamiento dentro de la educación superior. Se les llama consejeros de pares porque la naturaleza de la orientación es de igual a igual.

Los consejeros de pares se han utilizado en una gran variedad de escenarios tales como centros de salud mental, hospitales psiquiátricos, oficinas de orientación, escuelas y universidades. En el ambiente educativo, los consejeros de pares han funcionado como tutores, orientadores académicos, proveedores de información y facilitadores de destrezas sociales e interpersonales. Se han adiestrado estudiantes para intervenir en problemas de abuso de drogas y alcohol (Samuels & Samuels, 1975), ajuste el ambiente escolar (Kern & Kirby, 1971), indecisión vocacional (Cross, 1970), deserción escolar (Schweisheimer & Walberg, 1976) y asertividad (Sandmeyer, Ranck, & Chismick, 1976).

Las investigaciones revelan que los consejeros de pares son tan efectivos o más efectivos que los profesionales de ayuda. A continuación se describirán los hallazgos sobre la efectividad de esta modalidad.

Efectividad de la consejería de pares:

Existe una gran cantidad de evidencia que documenta la efectividad de los estudiantes orientadores como agentes de cambio (Zunker & Brown,1974; Brown & Myers,1975; Grady,1980; Gruver, 1971). Zunker & Brown (1966) encontraron que los estudiantes orientadores fueron tan efectivos como los orientadores profesionales en el ofrecimiento de servicios de orientación académica. Más aún, este estudio reveló que aquellos estudiantes que recibieron orientación de los consejeros de pares hicieron un uso significativamente mayor de la información recibida y dijeron sentirse más satisfechos que aquellos orientados por los profesionales. Zunker y Brown (1966) concluyeron que “un grupo de estudiantes, cuidadosamente seleccionados y adiestrados, pueden ser tan efectivos y aceptados como los orientadores profesionales al proveer orientación sobre ajuste académico” (p. 285).

También, se ha encontrado que los estudiantes orientadores pueden trabajar de manera efectiva como tutores, contribuyendo a que estudiantes de bajo aprovechamiento académico aumenten sus notas y conocimientos sobre métodos efectivos de estudiar (Brown, Weher, Zunker & Haslam, 1971).

En otros estudios realizados para medir la efectividad de la orientación académica de pares se concluyó que los estudiantes que recibieron ayuda de otros estudiante tuvieron actitudes más positivas hacia ellos y su probabilidad de abandonar la unversidad disminuyó en comparación con aquellos orientados por profesionales (Brown & Myer, 1975). Otras investigaciones han concluido que los estudiantes orientadores en comparación con los profesionales son más aceptados por sus clientes (Zunker & Brown, 1966) y tienen mejor puntación en una escala interpersonal (Murry, 1972).

Por último, Grady (1980) reportó que después de la implementación de un programa de consejería de pares aumentó la autoestima de los estudiantes orientadores tanto como la de los estudiantes que recibieron los servicios.

E.P.S.O.A.: Un programa de orientación académica de pares

Como resultado de la inquietud por mejorar la orientación académica de los estudiantes de psicología del Recinto Universitario de Mayagüez se consideró la consejería académica de pares como una alternativa con grandes posibilidades de atender efectivamente las necesidades de esta población. En enero de 1989 se inició un programa piloto bajo el nombre de Estudiantes de Psicología en Servicios de Orientación Académica (EPSOA) que propuso adiestrar a estudiantes de tercer y cuarto año en destrezas de ayuda para orientar académicamente a sus compañeros de concentración. Se decidió que EPSOA llevaría a cabo las siguentes tareas:

1. Publicar un manual de orientación para los estudiantes de Psicología.

2. Ofrecer servicios de orientación durante el período de prematrícula.

3. Recopilar información sobre diferentes áreas tales como: programas graduados de psicología, oportunidades de empleo a nivel de bachillerato y programas de ayuda económica.

4. Coordinar talleres, charlas y discusiones grupales concernientes a destrezas de estudio, búsqueda de trabajo, preparación para estudios graduados y otros temas de interés para el estudiante.

5. Colaborar en el proceso de reclutamiento de estudiantes para el programa de Psicología.

6. Servir de fuente de referido para otros servicios dentro de la Universidad.

7. Publicar un boletín informativo.

8. Llevar a cabo investigaciones sobre la efectividad del proyecto.

El desarrollo y coordinación de un grupo de consejeros de pares conlleva considerar tres dimensiones esenciales: selección de estudiantes, adiestramiento de los participantes y evaluación del trabajo logrado por la organización. A continuación se discuten cada una de estas dimensiones tomando como base la experiencia de EPSOA.

Selección:

En un estudio (Carr, 1989) dirigido a conocer los criterios utilizados por 417 programas de consejería de pares para seleccionar a sus participantes se encontró que el grado en que el participante parecía estar emocionalmente saludable fue considerado el factor más importante(82%). Los programas también respondieron que el participante debe representar un subgrupo de la población a la cual se le va a ofrecer los servicios. Otros criterios frecuentemente mencionados fueron el potencial de liderato(46%), y el grado y la edad del participante(40%). Por otra parte, estos programas prestaron poca importancia a la ejecución académica(16%) y al envolvimiento en organizaciones y clubes sociales.

Ender(1984) llevó a cabo un estudio similar al de Carr(1988) y encontró que los programas de consejería de pares mencionaron los siguientes criterios como apropiados en el proceso de selección de consejeros de pares: experiencia previa en el liderato, recomendaciones de la facultad, promedio académico, evaluación por parte de los pares, ejecución en el adiestramiento (tomando en consideración que el adiestramiento sea tomado con anterioridad), campo de especialización de estudios e instrumentos de evaluación de la personalidad.

La literatura revela que se han utilizado una gran variedad de criterios para seleccionar a los consejeros de pares. Algunos programas reclutan a los estudiantes que han sido recomendados como aptos por los profesores o por el personal de asuntos estudiantiles(Ender & McFadden, 1980). Otros toman en consideración el que los estudiantes tengan un promedio académico sobresaliente a la vez que enfatizan la habilidad para relacionarse con los estudiantes, la facultad y la administración (Upcraft, 1971).

Se han empleado una serie de inventarios de personalidad con el objetivo de identificar a aquellos participantes que poseen cualidades personales que los capacitarán para funcionar efectivamente. Entre las pruebas que se han utilizado se encuentran el “Edwards Personal Preference Schedule” y el “Personal Orientation Inventory”(German, 1979).

En general, los programas de consejería de pares prefieren candidatos que posean las siguientes características: capacidad para contribuir al desarrollo personal y académico de otros; buenas destrezas de comunicación; habilidad para proveer un ambiente emocional que facilite el crecimiento; ajuste personal adecuado; buenas destrezas de liderato y capacidad para beneficiarse del adiestramiento(German, 1979).

German(1979) después de realizar una revisión de literatura sobre los métodos de selección empleados para seleccionar a consejeros de pares concluye lo siguiente: “Ningún procedimiento de selección se distingue como más válido para identificar estudiantes que con certeza serán efectivos en todos los ambientes”(p.32). Ésto implica que cada programa debe desarrollar unos criterios de selección tomando en consideración los objetivos y la idiosincrasia del proyecto.

Debido a que el desarrollo del grupo EPSOA se limita al semestre académico, es necesario identificar estudiantes que posean ya ciertas destrezas interpersonales. Además, es importante el poder reclutar estudiantes que representen la diversidad de intereses académicos, clases sociales y valores presentes en la población universitaria (Núñez, 1989).

El estudiante interesado en pertenecer a EPSOA debe llenar una solicitud de ingreso; redactar un ensayo sobre su concepción del proceso de ayuda y asistir a una entrevista con el coordinador y con integrantes de EPSOA. Es importante resaltar el que EPSOA se nutre de estudiantes de psicología, lo cual hace del proceso de selección uno especial, pues se espera que los estudiantes ya hayan tomado cursos en los cuales hayan tenido la oportunidad de desarrollar destrezas de ayuda.

En la selección final de estudiantes se intenta que por lo menos la mitad de los estudiantes puedan trabajar para EPSOA por espacio de dos años para así proveerle la continuidad a la organización.

Adiestramiento:

La efectividad de los estudiantes orientadores va a depender en gran medida de la calidad del adiestramiento que estos reciban. Por esta razón, se debe tener gran cuidado al identificar las necesidades de adiestramiento de los estudiantes para diseñar un programa que los capacite para ofrecer servicios de forma efectiva. A pesar de la importancia de un buen adiestramiento, se ha encontrado que sólo el 36% de los consejeros de pares recibieron adiestramiennto substancial antes de empezar a trabajar como tal.

El establecimiento de un plan de adiestramiento consiste de cuatro tareas principales: 1. formular los objetivos del adiestramiento; 2. identificar el contenido del programa; 3. seleccionar las estrategias y métodos apropiados para ofrecer el adiestramiento; 4. evaluar el programa de adistramiento. A continuación se describen cada una de estas tareas.

La formulación de objetivos es esencial ya que sin unos objetivos definidos se dificulta la identificación del contenido del adiestramiento. Además, la formulación de las metas a alcanzar facilita la evaluación del programa. En el proyecto EPSOA se espera que los estudiantes al finalizar su adiestramiento puedan:

1. Iniciar, establecer y mantener relaciones con otros estudiantes basadas en amistad, respeto y confianza.

2. Desarrollar la capacidad de ofrecer respuestas empáticas en una relación interpersonal.

3. Adquirir destrezas básicas de comunicación y resolución de problemas.

4. Entender y facilitar el proceso de toma de decisiones mediante el uso de estrategias específicas.

5. Ayudar a otros estudiantes a formular metas personales y académicas realistas.

6. Adquirir un mayor conocimiento sobre sus valores, fortalezas y debilidades.

7. Conocer el currículo del programa y la reglamentación académica estudiantil.

8. Familiarizarse con los servicios de apoyo que ofrece la Universidad con el objetivo de hacer referidos cuando sea necesario y apropiado.

9. Ayudar a otros estudiantes a clarificar sus preferencias en relación a una carrera en psicología o área relacionada.

10. Conocer el proceso de solicitar a escuela graduada y recomendar cómo aumentar las probabilidades de ser aceptado.

Con estos objetivos en mente se pasó a identificar el contenido del adiestramiento. Se acordó que el adiestramiento consistiría de cinco áreas principales: introducción a la orientación académica de pares, autoconocimiento, práctica en destrezas de ayuda, orinentación sobre el programa y la reglamentación administrativa, y la psicología como profesión. En el apéndice se describe detalladamente el contenido de cada una de estas áreas.

Una vez identificado el contenido del programa se seleccionaron las estrategias y métodos adecuados para ofrecer el adiestramiento. Se acordó que el grupo se reuniría dos horas a la semana durante todo el semestre académico y durante ese tiempo se adiestraría a los participantes. Se recomienda que el adiestramiento para estudiantes orientadores consista de un mínimo de cuarenta horas.

Dentro de los modelos más utilizados para adiestrar estudiantes orientadores se encuentra el de micro-consejería desarrollado por Ivey (1971). Consideramos que el modelo de Ivey es el más completo y por lo cual recomendamos su uso en el adiestramiento de estudiantes. La micro-consejería ha sido desarrollada para aprender destrezas de ayuda tales como: atención, parafraseo, confrontación y asertividad, entre otras. El proceso de aprendizaje de destrezas se realiza de la siguiente manera:

1. El estudiante tiene la oportunidad de practicar cada destreza y grabar en video la ejecución.

2. Después, el estudiante observa una demostración ideal en video de la destreza y lee descripciones de cómo se desarrolla la misma.

3. La entrevista grabada del estudiante se revisa para evaluar su ejecución a la luz del nuevo conocimiento adquirido.

4. Como último paso, el estudiante practica de nuevo la destreza y se reevalúa su ejecución.

En la micro-consejería, las destrezas se enseñan en secuencia y se utilizan extensivamente las grabaciones en video y la retroalimentación al estudiante.

Existen una gran variedad de manuales dirigidos a adiestrar consejeros de pares (Carr & Saunders, 1980; D’Augelli, Danish, Hauer & Conter, 1980; Ender, McCaffrey & Miller, 1979; Tindal & Gray, 1985; Varenhorst, 1980). Todos ellos recalcan la necesidad de envolvimiento activo del participante en el adiestramiento y el desarrollo de destrezas a través de la práctica. Con este objetivo se utilizan métodos de enseñanza tales como modelaje de destrezas, simulación de roles y discusión grupal.

Todo adiestramiento a estudiantes orientadores debe recalcar la importancia del autoconocimiento en el desarrollo de relaciones interpersonales que se caractericen por la confianza y el respeto mutuo. Los integrantes de EPSOA tienen la oportunidad de participar en dinámicas y ejercicios de autoconocimiento con el propósito de que conozcan sus fortalezas y debilidades y del impacto que sus intervenciones tienen en la vida de otros.

Evaluación de programas:

Alrededor de tres cuartas partes de todas las instituciones con programas de orientadores académicos de pares no tienen procesos formales de evaluación (Brown & Sanstead, 1982). El rol principal del proceso de evaluación es el de proveer información útil que aporte a la toma de decisiones sobre el programa de orientación académica, determinando qué dimensiones o componentes del programa deben ser retenidos, expandidos o eliminados para hacer de éste uno exitoso.

La evaluación que se realizó del proyecto EPSOA enfocó tres dimensiones principales: el adiestramiento que recibieron los orientadores académicos de pares; los servicios que estos estudiantes ofrecieron y la percepción de los profesores que funcionaron como consejeros académicos.

La muestra utilizada para realizar esta evaluación consistió de 99 estudiantes y cuatro profesores del programa de psicología del Recinto Universitario de Mayaguez. Como instrumentos de evaluación se utilizaron tres cuestionarios para medir cada una de las dimensiones. Además, se entrevistó a los profesores para conocer la percepción que tenían sobre los servicios de los estudiantes orientadores.

En términos generales, el adiestramiento se evaluó como uno efectivo y se recomendó que se ofrecieran charlas sobre asuntos acdémicos y talleres de autoconocimiento. De la misma forma, los servicios ofrecidos fueron evaluados de manera positiva. Un 58% de los estudiantes encuestados dijo que los servicios fueron excelentes; un 38% manifestó que fueron buenos y un 4% dijo que fueron regulares. Cabe decir que todos los estudiantes recomendaron la continuación de los servicios.

La última dimensión evaluada fue la percepción de los profesores orientadores sobre el proyecto EPSOA. Los entrevistados manifestaron encontrar diferencias de caracter positivo en la orientación académica de los estudiantes a raíz de la iniciativa del proyecto de EPSOA, por lo que expresaron su apoyo en la continuación del servicio. Sin embargo, los profesores mostraron preocupación por la posibilidad de distanciamiento entre los estudiantes y la facultad como resultado de los servicios de los estudiantes orientadores.

No existe un método de evaluación que se ajuste a todos los programas de consejeros de pares. La evaluación que se realice va a estar determinada por las funciones y objetivos que tenga el grupo. En el caso de EPSOA nos encontramos revisando el proceso de evaluación y construyendo un nuevo cuestionario para este fin.

Actividades realizadas por E.P.S.O.A.:

Los estudiantes que componen el grupo E.P.S.O.A. han realizado varias actividades encaminadas a mejorar la orientación académica del estudiante de psicología. La primera de ellas fue el desarrollo y publicación del Manual del Estudiante de Psicología, el cuál tiene como fin orientar al estudiante sobre temas tales como el currículo del programa de psicología; oportunidades de empleo con un bachillerato en psicología; estudios graduados en psicología y oportunidades de ayuda económica (E.P.S.O.A., 1989).

Además, como una forma de mantener informado al estudiante de psicología sobre las actividades de E.P.S.O.A. y de proveer información pertinente sobre el campo de la psicología, los estudiantes orientadores publican un boletín mensual que se conoce como Lapsus Mental. En este boletín también se incluyen investigaciones realizadas por estudiantes ya que entendemos que es necesario tener un instrumento en donde se puedan divulgar los trabajos realizados por estos.

También, E.P.S.O.A. se ha dedicado a recopilar material informativo que pueda ser útil al estudiante de psicología. Dentro del material que está disponible se encuentra una gran variedad de catálogos de programas graduados de psicología en Estados Unidos y Puerto Rico, descripciones de agencias que ofrecen ayuda económica para realizar estudios graduados, información sobre cómo hacer un resumé y realizar una buena entrevista de trabajo y una extensa colección de artículos relacionados a la profesión de la psicología. Este material informativo está disponible en un salón recurso que es atendido por los miembros de E.P.S.O.A..

Por otro lado, E.P.S.O.A. ha organizado y auspiciado una serie de charlas y presentaciones sobre estudios graduados en psicología y áreas relacionadas. Por ejemplo, se ha invitado a varias universidades de Puerto Rico y Estados Unidos a presentar sus programas graduados de psicología. Además, se planificaron conferencias sobre cómo prepararse para lograr admisión a escuela graduada.

E.P.S.O.A. también ha planificado discusiones grupales dirigidas a conocer las experiencias de los estudiantes de primer y segundo año de psicología con el objetivo de conocer sus inquietudes y brindarles apoyo.

Por último, durante el período de pre-matrícula, los miembros de E.P.S.O.A. ayudan al estudiante a seleccionar un programa de cursos de acuerdo a sus intereses, necesidades del estudiante de psicología en relación a la orientación académica.

Ventajas de la orientación académica de pares:

El valor y la importancia de la orientación académica de pares puede apreciarse si examinamos las ventajas que posee este tipo de modalidad. Primeramente, tenemos que mencionar que este tipo de programa es más accesible; ya que los estudiantes orientadores tienen mayores oportunidades de compartir con sus pares. Están mucho más disponibles que los orientadores profesionales. Segundo, la orientación académica de pares provee un medio económico para aumentar los servicios debido a que los estudiantes orientadores trabajan voluntariamente o por un salario sumamente módico.

Tercero, un programa de orientación académica de pares le brinda al profesional un tiempo adicional que puede utilizar para envolverse en otras actividades de servicio. Esto tiene como consecuencia que se ofrezca una mayor variedad de servicios de orientación. Cuarto, la orientación académica de pares facilita el crecimiento personal de los estudiantes participantes contribuyendo a aumentar su autoestima y destrezas interpersonales. A la misma vez, este tipo de programa prevee a sus participantes una fuente de empleo y la oportunidad de poner en práctica el conocimiento adquirido en clases.

Por último, una de las mayores ventajas de la orientación académica de pares es que se ha probado su efectividad en una gran variedad de contextos y situaciones.

Implicaciones para la práctica de la orientación:

La orientación académica de pares es, básicamente, un modelo revolucionario en el sentido de que tiene como objetivo ofrecer servicios de ayuda de igual a igual. Este modelo envuelve la desprofesionalización de la orientación, convirtiéndola en una actividad que puede ser practicada por personas que no han recibido un adiestramiento profesional.

La orientación académica de pares tiene un carácter democrático debido a que se le ofrece participación a los estudiantes en asuntos que los afectan directamente. Mas aún, se les ofrece la oportunidad de transformar la política administrativa con relación a la orientación académica. Por lo tanto, el modelo de orientación académica de pares es además, una forma de compartir el poder y envolver a los estudiantes en asuntos concernientes a la administración.

La orientación académica de pares se basa en un principio que muchas veces se pasa por alto: la gran influencia que un estudiante puede tener sobre otro estudiante. Se ha encontrado que los estudiantes universitarios cuando tienen un problema prefieren consultar a sus amigos en vez de profesionales (Christensen & Magoon, 1974). Los estudiantes orientadores son modelos de conducta para otros estudiantes y de esta forma se convierten en agentes de cambio. Como muy bien señala Chickering: “El maestro más importante para un estudiante es otro estudiante” (1969, p. 253).

Referencias

Brown, C. & Myers, R. (1975). Student versus faculty curriculum advising. Journal of College Student Personel, 16 (3),226-231.

Brown, R. & Sanstead, M. (9182). Using evaluation to make decisions about academic advising programs. En R.

Winston(Ed.), Developmental Approaches to Academic Advising. San Francisco: Jossey Bass.

Brown, W. (1974). Effectiveness of paraprofessionals: The evidence. Personnel & Guidance Journal, 53 (4), 257-263.

Brown, W., Wene, N., Zunker, V. & Haslam, W. (1971). Effectiveness of student-to-student counseling on the academic adjustment of potential college dropouts. Journal of Educational Psychology, 64, 285-289.

Carr, R. (1988). Selecting peer counselors. Peer counselor, 5(1).

Carr, R. & Saunders, G. (1980). Peer counseling starter kit. Victoria, B.C.: University of Victoria.

Chickering, A. (1969) Education and identity. San Francisco: Jossey.

Christensen, K. & Magoon, T. (1974). Perceived hierarchy of helpgiving sources for two categories of student problems. Journal of Counseling Psychology, 21, 311-314.

Crockett, D. (1978). Academic advising: A cornerstone of student retention. En L. Noel(ed.), Reducing the Dropout Rate. San Francisco: Jossey Bass.

Cross, W. (1970). A career guidance program for small rural high schools. Vocationals Guidance Journal, 19, 146-150.

D’Augelly, A., Danish, S., Hauer, A. & Conter, J. (1980). Helping skills: A basic training program. New York: Human Sciences Press.

Downe, A., Altmann, H. & Nysetvold, I. (1986). Peer counseling: More on an emerging strategy. The School Counselor, 33(5), 355-364.

Dressel, P. (1980). Improving degree programs. San Francisco: Jossey.

Ender, S. (1984). Student paraprofessionals within student affairs: The state of the art. En S. Ender & R. Winston (Eds.), Using students as paraprofessional staff. San Francisco: Jossey Bass.

Ender, S., Winston, R. & Miller, T. (1982). Academic advising as student development. En R. Winston(Ed.), Developmental Approaches to Academic Advising. San Francisco: Jossey Bass.

Ender, S., McCaffrey, S. & Miller, T. (1985). Students helping students. Georgia: Student Development Associates.

Ender, S. & McFadden, R. (1980). Training the student paraprofessional helper. En F. Newton & K. Ender (Eds.) Student Development Practices. Illinois: Charles C. Thomas.

E.P.S.O.A., (1989). Manual del estudiante de Psicología. Mayaguez: Impresos R.U.M..

German, S. C. (1979). Selecting undergraduate paraprofessionals on College Campuses: A review. Journal of College Student Personnel, 20, 28-34.

Glennen, R. (1976). Intrusive college counseling. School Counselor, 24, 48-50.

Grady, J. B. (1980). Peer counseling in the middle school: A model program. Phi Delta Kappan, 61(10), 710.

Gruver, G. (1971). College students as therapeutic agents. Psychologycal Bulletin, 76, 111-127.

Habley, W. (1979). The advantages and disadvantages of using tudents as academic advisors. NASPA Journal, 17,(1), 46-51.

Ivey, I. (1971). Micro-counseling. Illinois: Charles C. Thomas.

Jurich, A. & Polson, C. (1979). The departamental academic advising center: An alternative to faculty advising. Journal of College Student Personnel, 20, 249-253.

Kern, R. & Kirby, J. (1971). Utilizing peer helper influence in counseling. Elementary School Guidance and Counseling, 6(2), 70-75.

Noel, L. (1976). College student retention: A campus wide responsability. Journal of the National Association of College Admissions Counselors, 21, 33-36.

Murry, J. (1972). The comparative effectiveness of student- to-student and faculty advising programs. Journal of College Student Personnel, 13(6), 562-566.

Salvey, P. & D’Andrea, V. (1984). A survey of campus peer counseling activities. Journal of American College Health Association, 32, 262-265.

Samuels, D. & Samuels, M. (1975). The complete handbook of peer counseling. Miami: Fiesta Publishing.

Sandmeyer, L., Ranck, A., & Chiswick, N. (1979). A peer assertiveness training program. Personnel and Guidance Journal, 57, 304-306.

Schweisheimer, W. & Waldberg, H. (1976). A peer counseling experiment: High school students as small group leaders. Journal of Counseling Psychology, 23, 398-401.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *