El 16 PF como instrumento psicométrico

El 16PF como instrumento psicométrico: Una revisión de literatura

Mario A. Núñez

Yanira Alemán

Este trabajo tiene como objetivo revisar la literatura en torno al Sixteen Personality Factors” de Raymond Catell. El 16PF es una prueba estructurada comunmente utilizada y favorecida, por diversos investigadores alrededor del mundo, como instrumento para la medida y comprensión de la personalidad. Es el resultado de más de cuarenta años de investigación empírica por el psicólogo Raymond B. Cattell, quien redujo 4504 rasgos de personalidad a 16 rasgos básicos, mediante análisis factorial . La prueba se basa en la medida independiente de varios factores psicológicos. Ha sido debidamente validada y revisada, y al presente existen varias formas (A, B, C, D & E) que facilitan la aplicabilidad de la prueba a los diferentes intereses específicos de investigación.

Desarrollo y normalización de la prueba

El desarrollo del 16PF se inicia con la reducción mediante la eliminación de sinónimos realizada por Cattell. Comenzando con 4504 rasgos reales de personalidad encontrados en el lenguaje inglés (Allport & Odbert, 1936), logró disminuir la cantidad a 171 términos que abarcaban todo lo cubierto por la lista original. Prosiguió su labor con la ayuda de un grupo de estudiantes universitarios que se dió a la tarea de evaluar a sus compañeros basándose en estos 171 términos. Los resultados fueron intercorrelacionados y sometidos a un análisis factorial, logrando una reducción a 36 dimensiones. Al realizar más investigaciones analizando factorialmente estas 36 dimensiones, Cattell logra reducir la personalidad a 16 dimensiones o factores básicos.

Estas 16 dimensiones básicas de la personalidad fueron empíricamente estudiadas , tanto con grupos normales como con grupos clínicos, por espacio de diez años. Basándose en estas dimensiones, Cattell desarrolla la primera versión del 16PF en el año 1949. La prueba medía la personalidad humana por medio de 16 factores que eran funcionalmente independientes y poseían un significado psicológico específico al derivarse directamente de una teoría general de personalidad, la Teoría de Sistemas Basados en la Estructura de Cattell.

La normalización de la prueba se condujo de una manera reflexiva; se tomaron en consideración varios aspectos de importancia. Existen normas separadas para hombres, normas separadas para mujeres y normas combinadas (apropiadas tanto para hombres como para mujeres) para cada uno de los siguientes tres grupos de estadounidenses: 1) adultos; 2) estudiantes universitarios; 3) estudiantes de cuarto año de escuela superior. Este colectivo provee para la disponibilidad de nueve normas diferentes.

La cantidad de normas disponibles aumenta, a un total de veintisiete, al considerar que existen normas separadas para cada una de las diferentes formas del 16PF. Las normalizaciones para las diversas formas de la prueba se llevaron a cabo con más de 15,000 sujetos; que componían una muestra representativa de áreas geográficas, edad, ingresos, densidad poblacional y raza, de acuerdo a datos del censo estadounidense.

La disponibilidad de veintisiete normas distintas no constituye el único atractivo de la prueba. El 16PF provee además unos valores específicos para la corrección de edad en las escalas que puedan verse significativamente afectadas por esta variable. La prueba ha sido traducida a más de cuarenta idiomas; y existen adaptaciones de la misma para cinco diferentes culturas de habla anglo-sajona, con el propósito de facilitar y fomentar estudios transculturales.

Formas del 16PF

Existen cinco formas del 16PF: A, B, C, D & E. Todas miden los mismos factores, son evaluadas de la misma manera y sirven para obtener la misma información. La diferencia entre las formas estriba en que están diseñadas para ajustarse a las diversas circunstancias de la persona y del examinador al momento de administrar la prueba. Específicamente varían en el tiempo requerido para administrar la prueba y en el nivel de lectura en que se encuentre la persona a quien se le administrará la prueba.

La Forma A es la versión estándar para adultos, y la Forma B es una forma alterna de la Forma A. Ambas contienen 187 items, ofreciendo una cantidad de 10 a 13 items para la medida de cada factor. El tiempo de administración que requieren es de 45 a 60 minutos. Estas formas están diseñadas para personas con un nivel de lectura equivalente a un séptimo u octavo grado de escuela intermedia. La Forma A es la que se utiliza con mayor frecuencia.

Las Formas C y D son similares a las Formas A y B, pero contienen una menor cantidad total de items; ofreciendo siete items para la exploración de cada factor. El tiempo de administración que requieren es de 25 a 35 minutos, lo cual es muy conveniente si la disponibilidad del tiempo es limitada. Esto también disminuye la probabilidad de que la persona se vea afectada por el cansancio o le resulte tedioso el proceso de administración. El nivel de complejidad es menor que el de las Formas A y B, ya que están diseñadas para personas con un nivel de lectura equivalente a un sexto grado de escuela elemental. Otro atractivo de las Formas C y D es que contienen una escala de Distorción Motivacional para detectar si la persona está concientemente tratando de proyectar una imagen más positiva y aceptada socialmente.

La Forma E está diseñada para personas con problemas de lectura, específicamente con un nivel equivalente a un tercer o cuarto grado de escuela elemental. Esta prueba es de particular importancia si se está tratando a personas sometidas a una serie de desventajas educativas, que han repercutido en habilidades limitadas.

Validez y confiabilidad

La determinación del grado de validez de una prueba particular requiere cierta acumulación de evidencia, para sustentar las inferencias que puedan hacerse en base a las puntuaciones obtenidas con dicha prueba. El tipo de evidencia utilizada dependerá de la clase de prueba y de las implicaciones y aplicaciones que se le pretendan adjudicar a ésta.

En el caso del 16PF es necesario considerar dos clases de evidencias: validez de constructo y validez de criterio. La validez de constructo identifica el grado en que las puntuaciones de la prueba miden correctamente los rasgos de personalidad que está supuesta a medir. La validez de criterio mide el grado en que las puntuaciones de la prueba se relacionan con situaciones externas, como la ejecución en la escuela o en el empleo.

La validez de constructo del 16PF se refiere específicamente a cuán fiel le es la prueba al modelo original de factores. Cattell & Krug (1986) proveen una extensa revisión de estudios enfocados hacia la verificación o validación de la estructura de la prueba. Diversos estudios, realizados con miles de personas de diferentes culturas y diversos parámetros demográficos, indican que la estructura factorial básica de la prueba está correcta. Otras examinaciones empíricas del 16PF demuestran que la cantidad y la naturaleza de las dimensiones básicas de la personalidad que la prueba mide son consistentes con las del modelo original. Estas investigaciones indican que el 16PF está midiendo correctamente lo que pretende medir; estableciendo de esta manera la validez de constructo de la prueba.

La validez de criterio se hace evidente al percatarnos de que la prueba ha sido aplicada a una gran variedad de estudios. Los resultados de dichos estudios se encuentran en miles de publicaciones en la literatura profesional. El carácter tan extenso de esta literatura y la publicación constante de nuevos artículos dificultan el que exista un resumen de estos resultados. No obstante, en el manual del 16PF se resumen muchos de los estudios hechos durante los primeros veinte años en que la prueba estuvo en uso. La Bibliografía investigativa del 16PF (1976) es otra referencia importante que incluye un índice de las investigaciones hechas entre 1970 y 1975. Como parte de este trabajo hemos incluído una revisión de literatura de investigaciones hechas utilizando el 16PF que incluye artículos más recientes y de diversos temas; ésta puede proveer evidencia adicional en cuanto a la validez de constructo de la prueba.

Los Estándares para pruebas psicológicas y educativas (1985) describen confiabilidad como un índice que describe el grado en que las puntuaciones o resultados de una prueba están libres de error. Para que una prueba tenga un alto grado de confiabilidad es necesario que los resultados sean constantes a través del tiempo. Por esta razón, el método de examen y re-examen resulta muy apropiado para medir confiabilidad.

Utilizando el método de examen y re-examen, se le administra el 16PF a una misma muestra en dos ocasiones distintas; las correlaciones entre las puntuaciones obtenidas en las diferentes ocasiones son los estimados de confiabilidad. El intérvalo de tiempo entre ambas administraciones puede ser corto (desde inmediatamente hasta dos semanas después) o largo (desde varias semanas hasta varios años después). El promedio de confiabilidad de intérvalo corto para las Formas A y B es de .80; el de intérvalo largo es de .78. La Forma A en particular tiene confiabilidad de .80 en intérvalo corto y de .52 en el largo.

Factores del 16PF

El 16PF mide 16 factores básicos que están identificados de la siguiente manera: A, B, C, E, F, G, H, I, L, M, N, O, Q1, Q2, Q3, & Q4; y cinco factores de segundo orden. Estos factores están ordenados de acuerdo a su repercusión sobre la conducta en general, siendo el Factor A el de mayor influencia. La interpretación de los factores se basa en cuán alta (8, 9 ó 10) o baja (1, 2 ó 3) es la puntuación obtenida para cada uno de éstos. Por esta razón es que se habla de que una persona sea, por ejemplo, A+ o A-; y así sucesivamente con los demás factores. No obstante, no todas las personas son uno o el otro, sino que caen en algún punto del contínuo entre estos dos polos (+ & -). A continuación ofrecemos una descripción de cada uno de estos factores para facilitar la comprensión de lo que se está explorando con la prueba y de la calidad del perfil que puede obtenerse con su administración.

Factores básicos:

El Factor A mide el carácter gregario del individuo; el grado en que la persona busca establecer contacto con otras personas porque encuentra satisfactorio y gratificante el relacionarse con éstas. Las personas que obtienen puntuaciones altas (A+) tienen una mayor disposición hacia el afecto, tienden a ser más cariñosos, expresivos, dispuestos a cooperar, generosos, activos, y no temen a las críticas que puedan hacerse de su persona. Los A+ prefieren los proyectos grupales en vez de la competencia a nivel individual, y disfrutan de empleos que enfatizan la interacción social como las ventas, el trabajo social o la enseñanza. Los A- tienden a ser más reservados, formales, inpersonales y escépticos. Prefieren trabajar solos y son rígidos y precisos al hacer sus cosas; pueden ser, en ocasiones, altamente críticos y rudos.

El Factor B mide inteligencia en base al predominio del pensamiento abstracto o del pensamiento concreto; considerando el predominio del abstracto como característico de una persona de inteligencia mayor y el concreto como indicador de una inteligencia menor. Una persona con puntuaciones altas (B+) demuestra tener un pensamiento abstracto y se le percibe como muy inteligente. Puede captar, analizar y comprender rápidamente y con facilidad las ideas o conceptos que se le presenten; y tienden a ser muy alertas. Los que obtienen puntuaciones bajas (B-) tienden a interpretar la mayoría de las cosas de manera literal y concreta. Tienen dificultades para comprender conceptos y para el aprendizaje en general. Se les describe como lentos al reaccionar y de baja inteligencia.

El Factor C está relacionado a la estabilidad emocional de la persona y a la manera en que se adapta al ambiente que le rodea; determina específicamente la fortaleza de ego. Puntuaciones altas (C+) son características de personas realistas y estables emocionalmente. Se les considera maduros, con una alta fortaleza de ego; y se les adjudica una capacidad para mantener sólida la moral de un grupo. Los que obtienen puntuaciones bajas (C-) son por lo general personas que se frustran rápidamente bajo condiciones no-satisfactorias, tienden a evadir la realidad y tienen una fortaleza de ego muy baja.

Estas personas se ven afectadas fácilmente por los sentimientos, son neuróticos, la mayor parte del tiempo se encuentran insatisfechos; y tienden a padecer de fobias, dificultades al dormir y problemas de tipo psicosomático.

El Factor E mide el grado de control que tiende a poseer la persona en sus relaciones con otros seres humanos; se determina en términos de si es dominante o es sumiso. Puntuaciones altas (E+) indican que la persona es muy dominante. A este tipo de persona le resulta muy agradable y atractivo el estar en posiciones de poder para controlar y criticar a otros. Son agresivos, competitivos, tercos, asertivos y muy seguros de sí mismos. Tienden a ser muy autoritarios con otros y no se someten a la autoridad. Las personas que obtienen puntuaciones bajas (E-) tienden a ser sumisos, humildes y dóciles. Se dejan llevar fácilmente por otros, son conformistas, pasivos y considerados. Debido a que les interesa evitar los conflictos en sus relaciones interpersonales, se esfuerzan en complacer y en ganarse la aprobación de los demás.

El Factor F está relacionado al nivel de entusiasmo evidente en contextos sociales. Las personas con puntuaciones altas (F+) tienden a ser altamente entusiastas, espontáneas, expresivas y alegres. Estos individuos son muy francos, impulsivos y mercuriales. Con frecuencia salen electos como líderes. Puntuaciones bajas (F-) son características de personas más sobrias, prudentes, serias y taciturnas. Estas personas son introspectivas, restringidas y, por lo general, pesimistas.

El Factor G mide la internalización de los valores morales; estructuralmente se explora el superego según descrito por Freud. Altas puntuaciones en este factor (G+) son representativas de personas altamente moralistas, conformistas, responsables y concienzudas que tienden a actuar siempre de acuerdo a las reglas. Los que obtienen puntuaciones bajas (G-) son personas que no se comportan de acuerdo a las reglas, ni se someten por completo a las normas de la sociedad o de su cultura. Su necesidad de logro se percibe como baja o ninguna, pero esto no implica que no sean productivos. El que la persona salga bajo (G-) en este factor no indica que ésta no experimente la presencia de su superego como una fuerza o agencia interna de control; sino que responde a una serie de valores distintos a los que establece la sociedad.

El Factor H mide la reactividad del sistema nervioso en base a la tendencia en la persona de un dominio parasimpático o simpático. En las personas que obtienen puntuaciones altas en este factor (H+) resulta dominante el sistema parasimpático. Estas personas son capaces de funcionar bajo altos niveles de estrés, ignoran las señales que indiquen o presagien peligros externos, les encanta correr riesgos y disfrutan del éxtasis que les produce el ser aventureros. Puntuaciones bajas en este factor (H-) son características de personas bajo el dominio de su sistema simpático. Estas personas tienden a reaccionar de manera exagerada a cualquier percepción de posible amenaza. Los H- se limitan a lo seguro, predecible y estable para evitar situaciones o estímulos que puedan alterar su delicada homeostasis interna.

El Factor I se utiliza para medir el predominio, ya sea de los sentimientos o del pensamiento racional, en la persona en su toma de decisiones al conducirse en su diario vivir. Los que obtienen puntuaciones altas (I+) funcionan bajo el dominio de sus sentimientos. Estas personas tienden a ser muy emotivas y de una sensibilidad extrema. Se les puede describir como distraídos, soñadores, intuitivos, impacientes, temperamentales y, por lo general, no son muy realistas. Los (I-) se rigen por su pensamiento racional, siendo muy prácticos y realistas. Estos individuos son independientes, responsables, escépticos y, en ocasiones, pueden resultar cínicos y rudos.

El Factor L explora la identidad social del individuo; específicamente mide en que grado la persona se siente identificado o unido a la raza humana en general. Los que puntean alto (L+) poseen unas fronteras personales tan marcadas que se desconectan del resto de la humanidad. Estas personas tienden a desconfiar de los demás, y se ha encontrado que su comportamiento tiende a ser paranoico. Por estas razones, las relaciones interpersonales de los L+ son generalmente problemáticas, deteriorándose por el exceso de celos, sospechas y el escepticismo de estos individuos. Las personas que obtienen bajas puntuaciones (L-) se caracterizan primordialmente por sentirse uno con los demás. Estas personas no se perciben como un mundo aparte, sino como parte de un mundo compuesto por toda la humanidad. Los L- son personas que confían en los demás, se adaptan fácilmente, se preocupan por sus compañeros, son abiertos, tolerantes y muy poco competitivos.

El Factor M se basa en que los humanos pueden percibir de dos modos. La primera manera de percibir se nutre del contacto directo entre los cinco sentidos y el ambiente. La otra forma se compone mayormente de un diseño interno de conexión subliminal de pensamientos y especulaciones que van organizando la información. Las personas con altas puntuaciones (M+) se caracterizan por una intensa vida interna. Estas personas van por el mundo sumergidas en sus pensamientos, distraídos e inatentos a lo que sucede a su alrededor. Son seres con una gran imaginación, muy creativos, poco convencionales e interesados sólo en la esencia de las cosas. Los que salen bajos (M-) responden al mundo externo en vez de al interno. Estas personas son muy realistas y prácticas; valoran lo concreto y lo obvio. En términos de creatividad, los M- poseen niveles muy bajos o inexistentes. En casos de emergencia, tienden a mantener la calma y son capaces de resolver la situación.

El Factor N está relacionado a las máscaras sociales; describe en que grado las personas se ocultan, mostrando sólo aquellos rasgos que generen las respuestas que desean obtener de los demás. Las personas que obtienen puntuaciones altas (N+) tienden a ser calculadoras, frías, refinadas, diplomáticas y muy conscientes socialmente. Los N+ se pueden describir como utilitaristas; usan sus destrezas sociales para relacionarse con personas a las que les puedan sacar provecho para realizar sus planes. Los que puntean bajo (N-) son personas genuinas, abiertas, directas y sinceras que no se esfuerzan por impresionar a otros. Estos individuos son muy espontáneos y auténticos; si quieren algo, lo piden sin incurrir en planes elaborados de interacciones humanas.

El Factor O explora la auto-estima de las personas en base a tendencias a experimentar culpa o inseguridades. Este factor no pretende categorizar a las personas entre altas y bajas auto-estimas ya que el nivel al momento de la prueba puede ser uno de caracter transitorio, influenciado por eventos recientes. Altas puntuaciones (O+) son obtenidas por personas cuya vida interna se rige por el sufrimiento.

Estas personas tienen expectativas personales muy altas, se preocupan demasiado, experimentan muchos sentimientos de culpa, son inseguros y no se sienten aceptados en situaciones grupales. Los que puntean bajo (O-) tienen una visión muy positiva de su persona, son seguros de sí mismos y no están propensos a experimenter culpa. Estas personas se sienten tan satisfechas con lo que son que, en ocasiones, tienden a ser insensibles hacia los sentimientos y necesidades de los demás, pues creen merecerlo todo.

El Factor Q1 explora la orientación psicológica hacia el cambio. Las personas que la prueba define como Q1+ están abiertas y dispuestas al cambio. Los Q1+ se sienten menos atados a su pasado que el resto de las personas, tienden a ser muy liberales y rechazan lo tradicional y convencional. Estos individuos son, por lo general, intelectuales y escépticos que se preocupan por estar bien informados y están menos inclinados a moralizar y más propensos a experimentar en la vida. Al otro lado del contínuo se encuentran los Q1-, muy conservadores y tradicionales. Estas personas aceptan lo establecido sin cuestionarlo, no les interesa el pensamiento intelectual o analítico y demuestran una marcada resistencia al cambio.

El Factor Q2 mide el grado de depedencia de la persona. Los que obtienen puntuaciones altas en este factor (Q2+) son individuos autosuficientes que acostumbran tomar decisiones sin preocuparse por las opiniones ajenas, prefieren estar solos la mayor parte del tiempo y hacen sus cosas sin pedir ayuda a los demás. Los que sí demuestran un alto grado de dependencia son los que obtienen puntuaciones bajas en este factor. Los Q2- demuestran una preferencia por estar en grupo la mayor parte del tiempo y toman sus decisiones en base a lo que piensan otros y lo que establece la sociedad, en vez de utilizar su propio juicio. Estas personas necesitan sentir que pertenecen a un grupo donde son aceptados y queridos.

El Factor Q3 explora los esfuerzos del individuo por mantener una congruencia entre su yo ideal y su yo real; moldeándose de acuerdo a patrones establecidos y aprobados por la sociedad. Las personas que obtienen puntuaciones altas (Q3+) se esfuerzan por igualar su conducta a la imagen ideal y socialmente aceptable que se han creado. Estas personas tienden a controlar sus emociones, son muy auto-conscientes, compulsivos y perfeccionistas. Por otro lado, los Q3- no se esfuerzan por controlarse y disciplinarse para lograr igualarse a los ideales de conducta, y no le dan importancia alguna a las reglas que establece la sociedad. Estas personas llevan una vida más relajada y menos estresante que la de los Q3+, pero tienden a ser menos exitosos y reconocidos.

El Factor Q4 mide las sensaciones desagradables que tienden a acompañar la excitación del sistema nervioso autónomo; comúnmente conocida como tensión nerviosa. Las personas que puntean alto (Q4+) experimentan niveles extremos de tensión nerviosa. Estos individuos padecen de una incomodidad subjetiva constante, son impacientes y se distinguen por su incapacidad para mantenerse inactivos. Se les describe además como frustrados, pues su conducta se interpreta como un exceso de impulsos que se expresan inadecuadamente. Al otro extremo del contínuo se encuentran los Q4-, quienes se caracterizan primordialmente por la ausencia de tensión nerviosa. Los Q4- llevan una existencia tranquila y relajada, regida por la calma, la paciencia y un alto grado de satisfacción que podría conducir a la vagancia y al conformismo.

Factores de segundo orden:

Combinaciones de varios factores relacionados entre sí dan paso a lo que se conoce como los factores de segundo orden del 16PF. Para comprender la relevancia de los factores de segundo orden, es necesario considerar que los 16 factores básicos de la prueba, descritos en la sección anterior, están dirigidos a rasgos específicos de la personalidad. Esta especificidad repercute en que al analizarlos por separado se dificulte un poco el obtener de primera intención una clara visión general de la personalidad. Los factores de segundo orden proveen información para un entendimiento más amplio de la personalidad, pues la describen en base a una menor cantidad de rasgos más generales. Se recomienda que al realizar evaluaciones de perfiles de personalidad se observen primero estos factores de segundo orden para tener una idea o trasfondo que facilite el ir entrando en detalles y peculiaridades de la personalidad en cuestión.

El primer factor de segundo orden del 16PF distingue entre introversión y extraversión. Este factor se deriva de la combinación de los factores primarios A, F, H y Q2. A las personas que puntean bajo en este factor se les describe como introvertidos. Estas personas tienden a ser tímidas, inhibidas y autosuficientes. Los que obtienen puntuaciones altas son extrovertidos. Estos son individuos desinhibidos socialmente que tienen la capacidad de establecer y mantener contactos interpersonales.

De la combinación de los factores primarios O, Q4, C, Q3, L y H surge el factor de segundo orden que mide los niveles de ansiedad de la persona. Las personas que obtienen bajas puntuaciones tienen un bajo nivel de ansiedad y se caracterizan por ser serenos, realistas, estables emocionalmente y seguros de sí mismos. No obstante, puntuaciones extremadamente bajas pueden ser indicativas de falta de motivación. Los que obtienen altas puntuaciones son descritos como individuos con alto nivel de ansiedad. Estos tienden a ser inseguros, tensos, emocionalmente inestables, tímidos y desconfiados. Niveles de ansiedad extremadamente altos perjudican la ejecución de la persona y pueden causarle disturbios físicos y desajustes psicológicos.

El tercer factor de segundo orden, “tough poise”, se basa en la combinación de los siguientes factores: I, M, A, Q1, F, E, & L. A los que obtienen bajas puntuaciones se les cataloga como individuos de sensibilidad emocional, pues están fuertemente influenciados por sus emociones. Son personas gentiles, imaginativas, distraídas, taciturnas y afectuosas hacia los demás. Tienen intereses artísticos o culturales, y son personas liberales que están abiertas a nuevas experiencias. En el polo opuesto del factor se encuentran las personas que la prueba describe como “tough poise”. Estos individuos son prácticos, independientes, realistas, conservadores, dominantes, asertivos, competitivos y reservados. Se mantienen distanciados, tratan a los demás con desconfianza y les complace el criticar a otros.

El cuarto factor de segundo orden combina los factores E, H, Q1, L, O, N, G, Q2 & M para distinguir entre independencia y sometimiento. Bajas puntuaciones son indicativas de personas sometidas a las preferencias, expectativas y exigencias de otros. Son personas humildes, dóciles, tímidas, conservadoras, inseguras, y moralistas que dependen por completo del grupo al que pertenezcan. Puntuaciones altas son características de personas independientes. Estas son personas asertivas, agresivas, autosuficientes, desconfiadas, desinhibidas y radicales que no demuestran interés o necesidad por ser aceptados socialmente.

El quinto y último factor de segundo orden utiliza una combinación entre los factores G y Q3 para proveer una idea del control por el superego en la persona. Los que obtienen altas puntuaciones en este factor tienen un alto control por el superego; lo cual indica que han internalizado por completo las reglas que se le han impuesto. Son personas moralistas, persistentes, concienzudas, compulsivas, extremadamente controladas y muy precisas socialmente. Los que obtienen bajas puntuaciones tienen un bajo control por su superego. Estos individuos se rigen por un sistema alterno y personalizado, dándole énfasis a sus impulsos y necesidades; no se dejan llevar por las reglas establecidas por la sociedad en que viven.

REVISION DE LITERATURA

PERFILES DE PERSONALIDAD

El 16PF ha sido utilizado como instrumento de investigación en diversos estudios con el propósito de proveer perfiles de personalidad para varios grupos de individuos. A continuación presentamos un breve recuento y revisión de estudios de este tipo que se han esforzado en proveer perfiles de personalidad específicamente para las poblaciones de adictos, músicos, ciegos, retrasados mentales, líderes, homosexuales, estudiantes universitarios y sobre la personalidad creativa.

En estos estudios podemos apreciar la capacidad del 16PF para distinguir y medir los rasgos particulares que caracterizan a estos grupos de personas. El revisar la metodología empleada por estos estudios nos permite además explorar diferentes modelos que podrían servir como base a nuestra investigación, ya que ésta va encaminada hacia el desarrollo del perfil de personalidad del sanador folclórico puertorriqueño.

La personalidad adictiva

En un estudio realizado mediante la administración de la Forma C del 16PF y de la Escala de Auto-Estima de Rosenberg a 335 adolescentes varones (Tucker; 1984) se encontró que el auto-concepto de aquellos jóvenes que tenían intenciones de ser fumadores en su adultez era más bajo que el de los jóvenes que no pretendían fumar. La prueba también reflejó que los que pretendían ser fumadores eran menos estables, inteligentes, moralistas y controlados que los que no tenían intenciones de ser fumadores. Los “futuros fumadores” resultaron ser más aprensivos, liberales, autosuficientes y tensos que los no-fumadores. Los factores de segundo orden sugieren un mayor nivel de ansiedad para los “futuros fumadores” y no identifican diferencia entre los grupos en el factor extroversión / introversión. Este estudio nos brinda una visión de la personalidad adictiva caracterizada por un bajo auto-concepto, acompañado de inestabilidad, bajo control, tendencias liberales, ansiedad y tensión en personas autosuficientes, aprensivos y concretos.

Otro estudio realizado con 91 veteranos de Vietnam de un programa de abuso de drogas (Collins, Burger & Taylor; 1977), compara sus perfiles, obtenidos mediante la administración del 16PF y el MMPI (Minnesotta Multiphasic Personality Inventory), con los perfiles de pacientes médicos y de pacientes psiquiátricos obtenidos con las mismas pruebas. Se encontró que el perfil del adicto era más semejante al perfil de los pacientes psiquiátricos que al perfil de los pacientes médicos. Los adictos puntearon más bajo en el factor G, demostrando tener una menor fortaleza de ego, y más altos en los factores I y F, demostrando ser menos sentimentales y más despreocupados y descuidados que los otros dos grupos.

Este estudio describe al adicto como un ser impulsivo, aventurero, descuidado, poco sentimental y en busca de estimulación continua.

En un estudio realizado con 563 estudiantes de escuela superior entre las edades de 17-18 años, (Krug & Henry; 1974) se utilizó el 16PF, la Prueba de Análisis Motivacional, y un cuestionario de abuso de drogas para explorar que relación existía, si alguna, entre el abuso de drogas, la personalidad y la motivación. Se encontró que los usuarios de drogas eran significativamente diferentes al grupo control en 17 escalas de los dos inventarios. Referente a los resultados obtenidos con el 16PF, los adictos a drogas puntearon altos en los factores H, F, M, E, y Q2 , y bajos en los factores G y N. Esto implica que los adictos tienden a ser más aventureros, descuidados, entusiastas, distraídos, dominantes, agresivos, autosuficientes, y auténticos.

A través de los estudios anteriormente descritos podemos apreciar como el 16PF ha sido utilizado para explorar la personalidad adictiva. Los estudios coinciden en que el adicto se caracteriza por ser autosuficiente y aprensivo, pero descuidado, impulsivo y aventurero. Como podemos constatar con los resultados de estos estudios, algunos señalan rasgos particulares que otros no mencionan, pero que no contradicen lo encontrado sino que lo complementan.

El músico

Kemp (1981), en un intento por identificar el perfil de personalidad del compositor de música, administró el 16PF, Formas A y B, a cuatro grupos: 1) 36 estudiantes masculinos de composición de música, 2) 50 estudiantes de música, 3) 38 compositores profesionales (mujeres y hombres) y 4) 83 músicos profesionales (mujeres y hombres). En dicho estudio se concluyó que hay cierta relación entre el temperamento y el arte de componer. Al comparar a los estudiantes de composición con los no-compositores (estudiantes de música y músicos profesionales), los compositores puntearon alto en los factores E, I, M, Q1, y Q2 , y bajo en los factores A, G, N y Q3. Esto significa que los estudiantes-compositores son más asertivos, dominates, agresivos, competitivos, intuitivos, sensitivos, imaginativos, reservados, genuinos, liberales y autosuficientes que los no-compositores.

Se encontraron diferencias entre hombres y mujeres; al comparar los compositores profesionales hombres con los no-compositores, los primeros salieron altos en las escalas B, E y M (inteligentes, asertivos, agresivos, dominantes, e imaginativos) y bajos en la escala G (liberales, no-moralistas). Mientras las mujeres compositoras profesionales vs. las no-compositoras salieron altas en los factores E y Q2 (asertivas, dominantes, agresivas y autosuficientes). En los factores de segundo orden los estudiantes de composición obtuvieron puntuaciones altas en introversión, independencia, naturalidad y subjetividad.

Este estudio provee una idea del perfil de personalidad del músico que enfatiza la asertividad, la agresividad y el ser dominante. Se describe también al músico como autosuficiente, introvertido, liberal, intuitivo, imaginativo e inteligente. Al comparar los rasgos de personalidad entre compositores y no-compositores, el estudio logra establecer una relación entre el temperamento y el arte de componer.

Perfil de creatividad

Patel (1977) condujo un estudio con el propósito de determinar cuales eran los factores de personalidad cruciales para la identificación de los diferentes patrones de creatividad. Se le administraron tres pruebas a los 823 jóvenes hindúes de escuela superior que participaron en el estudio. El “Torrance Test of Thinking Creatively with Pictures” y el “Biographical Inventory Creativity Scores” fueron administrados como indicadores de creatividad; mientras que el 16PF se utilizó para medir la personalidad. Se encontró que algunos de los factores del 16PF pueden discriminar entre dos de los 13 grupos de creatividad encontrados.

El factor H separa uno de los grupos mientras los factores O y C separan al otro grupo. Además, los factores A, H y Q1 maximizan las diferencias de grupo entre los 13 grupos de creatividad encontrados. Esto implica que los factores o rasgos de personalidad críticos al determinar la creatividad son el carácter gregario del individuo, su estabilidad emocional, su auto-estima, la reactividad de su sistema nervioso y su orientación psicológica hacia el cambio.

Retrasados Mentales

Se realizó un interesante estudio con 27 hombres retrasados mentales que habían sido empleados en distintos trabajos por medio de un programa de ayuda al retrasado mental. Estos se dividieron en el grupo de los “exitosos” (n=21) y los “no exitosos” (n=6) en cuanto al trabajo se refiere y en base a la evaluación de sus distintos patronos (si los volverían a contratar de haber una persona de inteligencia normal compitiendo por el mismo puesto). Se les administró el 16PF, Forma E, individualmente para asegurarse de que comprendían las preguntas.

Se encontró que los “exitosos” resultaron ser más concientes (factor G), más auto-suficientes (factor Q2) y más asertivos (factor E), que los “no exitosos” (Mullins & Hays; 1980). En este estudio podemos apreciar como el 16PF puede, además de ofrecer un perfil del retrasado mental, identificar los rasgos que determinan el que éstos sean exitosos o no lo sean en el ambiente de trabajo.

El ciego adaptado vs. el no adaptado

Greenough, Keenan y Ash (1978) llevaron a cabo un estudio, con 114 individuos que habían quedado ciegos durante los dos años anteriores al estudio, con el propósito de investigar si el 16PF era capaz de diferenciar quienes se habían adaptado fácilmente a su pérdida y quienes no habían podido adaptarse. Con la ayuda del MMPI y la Escala Gunszberg del Funcionamiento Social dividen el grupo entre adaptados (depresión mínima y alto nivel de independencia social) y no-adaptados (máxima depresión y dependencia social).

El grupo de los adaptados obtuvo altas puntuaciones en las escalas E, Q1, M y H del 16PF y bajas puntuaciones en las escalas N y G; mientras los no-adaptados obtuvieron altas puntuaciones en la escala N, y bajas puntuaciones en Q1 y H. Estos resultados indican que los factores Q1, H y N del 16PF son capaces de distinguir entre el ciego adaptado y el no-adaptado. Según la prueba, el ciego adaptado tiende a ser, asertivo, desinhibido, independiente, liberal, crítico y auténtico. El ciego no-adaptado tiende a ser conservador, tímido, conformista, dependiente, inseguro y lleno de inhibiciones.

Perfil del homosexual

Duckitt y Du Toit (1989) realizaron un estudio sobre la personalidad homosexual administrándole la escala Kinsey (para evaluar el grado de orientación homosexual) y el 16PF a 31 mujeres y 34 hombres homosexuales en Africa del Sur. Los resultados revelan que las mujeres homosexuales son más sospechosas, bohemias, dominantes, auto-suficientes y menos intuitivas que las mujeres de la norma general de Africa del Sur. En cuanto a los hombres homosexuales, se encontró que éstos son más bohemios, sociables, intuitivos, aprensivos, tensos, auto-suficientes y menos estables emocionalmente que los hombres de la norma general de Africa del Sur.

Este estudio pretendía identificar diferencias entre homosexuales y heterosexuales y, a nuestro juicio, no se están identificando adecuadamente estas diferencias al comparar el grupo bajo estudio con una norma en la que puede haber un rango variado de preferencias sexuales.

No obstante, el estudio sí nos sirve para notar las diferencias o similitudes de la población homosexual en relación a la población en general.

Perfil de líderes y participantes en grupos de apoyo

Cooper (1975) llevó a cabo un estudio, sobre la personalidad de los participantes y líderes de grupos de apoyo, en respuesta a previos estudios (Crawshaw, 1969; Lakin, 1969; Lieberman et al., 1973) que catalogaban a los grupos de apoyo como perjudiciales al bienestar de los participantes. Estos estudios sostenían que los grupos de apoyo atraen participantes vulnerables (pues están necesitados y en busca de terapia) y que los líderes de estos grupos tienen igual o mayor desajuste que los participantes, y por lo tanto no están capacitados para cumplir con los propósitos que implica su rol.

Cooper decide administrar el 16PF, pues la considera como la más abarcadora y validada prueba de personalidad, a 227 participantes de grupos de apoyo y a 32 líderes de estos grupos para examinar las diferencias entre el líder y el participante y como se diferencia cada uno de las normas de la población en general. Los resultados demostraron que los líderes eran significativamente más sociables, experimentadores, aventureros, intuitivos y sensibles que los participantes, mientras los participantes resultaron ser más tensos, aprensivos, desconfiados y controlados que los líderes.

Al compararlos con la norma de la población general, los participantes de grupos de apoyo resultaron ser más asertivos, intuitivos, autosuficientes y experimentadores y menos desconfiados, aprensivos, controlados y tensos. Los líderes reflejaron un perfil muy positivo, resultando ser más abiertos, flexibles, alentadores y mejor ajustados que la persona promedio. Con este estudio se contradicen los planteamientos anteriores que catalogaban a los grupos de apoyo como un peligro para el bienestar del individuo.

Perfil del estudiante universitario

La mayoría de los estudios que cuentan con el 16PF como instrumento de investigación se han llevado a cabo administrándole la prueba a estudiantes universitarios. Estos estudios se han enfocado mayormente en la identificación de rasgos de personalidad y en como éstos se relacionan con diversos aspectos de la conducta e influyen en la toma de decisiones de estos individuos. Tomándoles en conjunto proveen un interesante perfil de personalidad del estudiante universitario.

Asumiendo que las personas que se agrupan por un propósito en común podrían tener rasgos de personalidad similares, Bedamani & Saraswathi (1974) se deciden a estudiar las características en común de las personas que cursan estudios universitarios en la Facultad de “Home Science”. El propósito del estudio era encontrar el nivel de conciencia de estos estudiantes y relacionar este nivel con sus rasgos de personalidad. Se le administró el 16PF (Forma A), a una muestra de 204 estudiantes subgraduados y 47 estudiantes graduados, para determinar sus rasgos de personalidad. El estudiante escogía entre la versión en inglés o la versión en hindú de la prueba.

Se encontró que en total, subgraduados y graduados, los estudiantes eran reservados, menos inteligentes, sobrios, desconfiados, prácticos, concientes y controlados. Los estudiantes graduados demostraron tener más rasgos definidos (13 de 16) que los subgraduados (8 de 16).

Finalmente, se encontró que los graduados eran más estables emocionalmente, más tímidos y más prácticos y autosuficientes que los subgraduados. Este estudio parece indicar que los estudiantes graduados han adquirido un mayor grado de conciencia que los subgraduados, pero debemos tener en cuenta que se utilizó una muestra que se limitaba a la Facultad de “Home Science”, y que no necesariamente los resultados responden al hecho de que el estudiante esté o no graduado, sino que relacionan los rasgos de personalidad del individuo con su grado de conciencia.

Burdsal (1976) se propuso investigar como se relacionan los rasgos de personalidad y las dinámicas motivacionales en las personas, para tratar de demostrar que ambas cosas son independientes una de la otra. Administró a una muestra de 691 personas (estudiantes subgraduados y personal de las Fuerzas Aéreas) el 16PF y el “Motivational Analysis Test” (MAT). Hizo un análisis factorial con las escalas, y con la ayuda del “Scree Test” identificó 13 factores. De estos 13 factores, 5 eran puramente rasgos de personalidad y 4 eran exclusivamente de dinámica motivacional, sugiriendo entonces la independencia de ambos aspectos.

Con el fin de destacar las características particulares de los estudiantes de arte, Shelton & Harris (1979) le administraron el 16PF a 106 estudiantes de arte para comparar su perfil con el de la norma general de estudiantes. Se encontraron diferencias significativas dentro del grupo de estudiantes de arte en base a sexo y el grado académico que se pretendía obtener. Como grupo, los estudiantes de arte demostraron ser más sensibles, creativos, autosuficientes, liberales y asertivos que los estudiantes del resto de la población estudiantil.

Filsinger & Stilwell (1979) realizaron un interesante estudio utilizando el 16PF para la derivación empírica de tipos de personalidad de estudiantes universitarios. Luego de administrarle la Forma C de la prueba a 130 estudiantes, los datos fueron analizados para producir una tipología empírica de personalidad. Surgieron siete tipos de personalidad que discutiremos a continuación.

Al primer tipo de personalidad encontrado lo llamaron Conservador bien-ajustado. El perfil de este tipo de persona se distingue de la norma de la población general en sólo dos factores de la prueba, el Q1 y el N. Estos individuos tienden a ser muy genuinos en sus interacciones sociales, y se caracterizan por ser personas tradicionales a las que les resulta difícil aceptar nuevas ideas.

El Egoísta neurótico es el segundo tipo de personalidad encontrado, y describe a personas que poseen tendencias neuróticas hacia la tensión, la fatiga, la excitabilidad y la impaciencia (Factor Q4+); acompañadas de sentimientos de inadaptabilidad (Factor Q3-). Su poca fortaleza de ego (Factor C) sugiere una evasión de las demandas de la realidad que se confirma al descubrir su tendencia a ser irrealista e imaginativo (Factor M+). Siguiendo esta línea, tienden a ser radicales y experimentadores (Factor Q1+), desconfiados (Factor L+) y muy dominantes y agresivos (Factor E+). A pesar de todas estas tendencias neuróticas, este tipo de persona tiende a ser muy sensible e intuitiva (Factor I+).

Al tercer tipo de personalidad encontrado se le conoce como Independiente de la norma, y se caracteriza mayormente por impulsividad y falta de control. Estas personas tienden a reaccionar de inmediato a cualquier estímulo dejándose llevar por sus deseos y necesidades en vez de por las normas establecidas por la sociedad (Q3-). Son personas inconsistentes (G-), despreocupadas (F+), confiados (L-) y con unas aspiraciones muy bajas (M-), que por tener una visión tan simple del mundo se sienten libres de preocupación al interactuar con otros por lo que tienden a ser asertivos (E+).

El Desatado-social neurótico es el cuarto tipo de personalidad encontrado, y se caracteriza por una gran inhibición social. Su perfil indica que es reservado y poco emotivo (A-), prefiere trabajar solo, y su distanciamiento social puede deberse a su cinismo (N+) y a su naturaleza desconfiada (L+). Este tipo de persona tiende a ser muy tímida (H-) y se siente molesta en ambientes grupales.

Al quinto tipo de personalidad encontrado se le llamó Controlado por el superego pues se caracteriza mayormente por un fuerte superego (G+), tendiendo a ser muy conciente y perseverante. Se esfuerza por hacer siempre lo mejor que puede y tiene un alto nivel de auto-respeto (Q3+). Se enfrentan a la vida con mucho entusiasmo (F+), tienden a ser más imaginativos que prácticos (M+). Esto último puede deberse a que, al basarse en ideales dictados por su fuerte superego, piense más en potenciales que en actualidades.

El Experimentador seguro de sí mismo es el sexto tipo de personalidad encontrado por Filsinger & Stilwell (1979). Varios factores del 16PF sugieren que este tipo de persona se atreve a emprender nuevas ideas con bastante seguridad y confianza en sí misma.

También, se han encontrado diferencias en rasgos de personalidad entre estudiantes que practican deportes y los que no lo hacen. Mahamood (1981) administró el 16PF a 62 estudiantes atletas y a 62 estudiantes no-atletas, seleccionados al azar, pero igualados en edad, educación recibida y estatus socio-económico. Encontró que los grupos diferían significativamente en 7 factores: A, E, H, I, O, Q1 y Q4.

Los atletas resultaron ser más emotivos, sociables y conservadores; sin embargo, también resultaron ser más agresivos, tercos y espontáneos. Esta paradoja puede ser la clave para el desarrollo de la seguridad y la confianza en sí mismo, al igual que de la capacidad para relajarse – todas características necesarias para una carrera atlética exitosa.

Tobacyk, Myers, & Bailey (1981), con el propósito de determinar si existía relación entre la personalidad y la preferencia por fotografías, le administraron el 16PF a 89 estudiantes universitarios e hicieron que éstos evaluaran 23 fotografías asignándoles una puntuación, dependiendo de cuanto le agradaran las mismas.

El análisis factorial de las preferencias de los estudiantes por las fotografías indicó factores relacionados a los temas de agresión, forma y niños/inocencia. Se comprobaron 4 de 6 relaciones hipotéticas entre los rasgos de personalidad (obtenidos por el 16PF) y la preferencia por el tema de la fotografía (Tobacyk, Myers, & Bailey; 1981). Aparentemente, las personas tienden a preferir fotografías cuyos temas sean congruentes con sus rasgos de personalidad, o expresen los mismos.

Totusek & Staton-Spicer (1982) hicieron un estudio para examinar la relación que existía entre el lugar que elige el estudiante para sentarse dentro del salón de clases y sus rasgos de personalidad. Estudios anteriores (Adams, 1969; Crawford, 1969; Smith, 1979; Sommer, 1969; Tuana, 1969) habían revelado que las posiciones del frente y el centro se caracterizaban por facilitar una mayor interacción entre estudiantes y profesor. Totusek y Staton-Spicer sugieren que esto puede deberse a que los estudiantes que se acomodan en esas posiciones tengan características o rasgos de personalidad similares.

Procedieron a administrar el 16PF a 285 estudiantes subgraduados en 2 condiciones: 1) asignación aleatoria de asientos, y 2) libertad para escoger el asiento. La hipótesis fué apoyada pues varios factores de personalidad fueron significativamente distintos para los que se sentaban al frente y al centro, al comparar con los que se sentaban atrás. Este estudio sugiere que los rasgos de personalidad influyen en las preferencias del estudiante al escoger donde sentarse dentro del salón de clases.

Karnes, Chavin, & Trant (1984) realizaron un interesante estudio sobre el liderazgo con estudiantes de honor. Estudios anteriores (Cattell, 1964; Gibb, 1951; Lawson, 1962; & Stice and Cattell, 1960) habían utilizado el 16PF para desarrollar un perfil de liderazgo que establece que los líderes tienden a puntear alto en los factores relacionados a la inteligencia, el entusiasmo, el grado de conciencia, el autoconcepto y la independencia. El estudio en cuestión se propone investigar deciden estudiar el liderazgo perfiles de liderazgo en los estudiantes de honor, administrando el 16PF a 79 estudiantes matriculados en el currículo de honor para determinar su puntaje potencial de liderazgo. Se encontraron diferencias significativas al comparar a los estudiantes que estaban actualmente a cargo de alguna posición de líder con los que no lo estaban. Es necesario hacer estudios utilizando una muestra mas amplia para replicar este estudio, antes de poder llegar a conclusiones concretas.

Marzolf (1974) llevó a cabo un estudio en la Universidad de Illinois sobre los refranes y la personalidad, con el propósito de investigar: 1) cuan frecuentemente un refrán era identificado como familiar o influyente, y 2) el grado al cual estaban relacionados con los rasgos de personalidad de la persona que los utiliza o conoce. Basándose en listas hechas por 159 estudiantes de psicología, se preparó una lista de 55 refranes comunes. Este listado se le presentó a los estudiantes para que éstos marcaran los refranes que les eran familiares y circularan los que consideraban influyentes en su vida. Estos mismos estudiantes tomaron el 16PF; la forma C, que incluye una variable experimental: “Motivational Deviation (MD)”, para medir si la persona está tratando de proteger su auto-concepto. Por orden de familiaridad, se encontró al refrán “Si al principio no tienes éxito, trata de nuevo” como el mas familiar(87.4%), seguido por “Querer es poder” (73.0%), y en tercer lugar “Las acciones dicen mas que las palabras” (69.2%). Los refranes que mas influenciaban la conducta y las actitudes de las personas fueron: 1) “Querer es poder” (30.8%), 2) “Las acciones dicen mas que las palabras” (27.0%), y 3) “La amistad no se compra” (23.7%). Se encontraron relaciones confiables entre los rasgos de personalidad y los refranes escogidos. Aunque los resultados no puedan ofrecer prueba irrefutable de ello, los investigadores sugieren que es posible que los rasgos obtenidos por las personas en el 16PF se hayan desarrollado como consecuencia de haber estado expuestos a estos refranes, ya sea durante su niñez y crianza, o a lo largo de su vida.

Como se puede apreciar al revisar todos estos estudios, el 16PF ha sido un instrumento predilecto para investigar y llegar a conocer los rasgos de personalidad de los estudiantes y como éstos se relacionan con sus preferencias (en fotografías, lugar de sentarse, carrera que estudia, entre otros) y roles (atleta/no-atleta, o líder/no-líder, entre otros). Es importante notar que en algunos de estos casos se ha utilizado el 16PF en combinación con otras pruebas y cuestionarios, pues es efectivo de ambas formas: como instrumento principal y como complemento.

Perfil de los profesionales de ayuda

El 16PF ha sido utilizado también como instrumento en estudios para explorar los rasgos de personalidad de algunos profesionales de ayuda, y como estos rasgos influyen en la efectividad de los mismos. Entre estos, presentaremos dos, en los cuales se ha trabajado con consejeros profesionales y con trabajadores sociales. Forster & Hamburg (1976) decidieron re-examinar la relación que se había establecido entre el 16PF y el nivel de efectividad de los consejeros profesionales. Resulta que estudios previos habían utilizado el 16PF para formular, definir y establecer los rasgos y características del “consejero efectivo” (Myrick & Kelly, 1971) . Forster y Hamburg administraron el 16PF a 30 personas que entrenaban a tiempo completo para ser consejeros. Las evaluaciones en cuanto a efectividad que de éstos hacían los supervisores durante el practicum, fueron correlacionadas con las puntuaciones obtenidas mediante el 16PF. Los datos revelaron que los patrones señalados por las correlaciones significativas no eran consistentes ni en este ni en tres otros estudios utilizando el 16PF. Los resultados de este estudio y el nuevo análisis de estudios previos, indicaron que no era prudente el determinar, medir o predecir la efectividad del consejero profesional en base a la administración del 16PF.

Rutherford (1977) administró el 16PF a 345 estudiantes en cursos avanzados de trabajo social profesional. Al comparar los resultados con los de la población en general, su muestra difería en 10 de los factores de personalidad. Basándose en estos hallazgos, Bedford & Bedford (1985) administraron el “Personality Deviance Scale (PDS)” y el “Personal Disturbance Scale (DSSI/sAD)” a trabajadores sociales activos. Al comparar las puntuaciones obtenidas en estas pruebas con las obtenidas por Rutherford, se encontró que los trabajadores sociales tienden a ser un poco sumisos, tienen una baja prevalencia de disturbio personal, y tienden a no culpar a los demás. Concluyeron que ciertas características de personalidad y algunas maneras de reaccionar ante la frustración, podrían ser importantes para convertirse en trabajador social y para continuar siéndolo.

Al referirnos al perfil del profesional de ayuda, podemos observar que el 16PF puede ser apropiado en algunas ocasiones y en otras no. Se puede utilizar para establecer características en común que compartan personas que se desempeñan en la misma área, pero no se recomienda que se utilize para medir o predecir la efectividad de las mismas.

El 16PF como medida transcultural

Es importante el conocer y considerar cuanto se afecta la confiabilidad de una prueba o cuestionario al cambiar el contexto cultural bajo el cual se administra. Se han hecho varios estudios sobre las diferencias culturales y el 16PF, que nos permiten explorar la adaptabilidad o no-adaptabilidad de la prueba.

Zak (1976) utilizó el 16PF para demostrar que las pruebas que contienen una baja homogeneidad en los items facilitan la transferencia de la misma a través de las culturas. Su procedimiento consistió en administrarle la prueba (la traducción hebrea del 16PF) a una muestra seleccionada al azar de 514 estudiantes universitarios en Israel. Los resultados obtenidos demostraron tener las mismas propiedades psicométricas que los obtenidos en una muestra similar en Estados Unidos. Los resultados del estudio indican que el 16PF es transferible a otras culturas y lenguajes. La similitud en resultados en ambos países y lenguajes apoya la teoría de Cattell de que una baja homogeneidad facilita la transferencia de la prueba.

Rodríguez, Richaud y Stefani (1977) condujeron un estudio similar al anterior en Argentina. Utilizaron el 16PF para llevar a cabo un estudio comparativo entre estudiantes argentinos y estudiantes estadounidenses. Para ambos grupos se analizaron cada uno de los 16 factores y se calcularon matrices de covarianza. Los resultados indicaron que la estructura factorial y los perfiles de personalidad eran similares para ambos grupos, pero cuando se analiza cada factor por separado aparecen diferencias significativas en la mayoría de los casos. En síntesis, los adolescentes argentinos y estadounidenses, resultaron ser semejantes en cuanto a su independencia afectiva, conservadurismo, radicalismo y grado de dependencia de grupo. Sin embargo, los argentinos resultaron con mayor afectotimia, fortaleza del yo, utilización del mecanismo de proyección, capacidad analítica e integración de sí mismo.

Srivastava (1982) utilizó la traducción hindú del 16PF, Forma E, para llevar a cabo un estudio comparativo entre los patrones de personalidad de los jóvenes que viven en tribus y los que no viven en estas. Se le administró la prueba a 200 jóvenes de tribu, 100 de la tribu Tharus y 100 de la tribu Gond; y a 200 jóvenes que no eran de tribus. Los 400 jóvenes diferían sólo en el factor tribal. Para este estudio el Factor B (Inteligencia) del 16PF no se utilizó. Los resultados demostraron que los jóvenes diferían en los factores: A, C, E, G, H, I, L, M, O, Q1, Q2, Q3, Q4. No se encontró diferencia significativa en los factores F y N. Los jóvenes de tribu resultaron ser mas estables emocionalmente, mas conscientes, sospechosos y controlados que los que no vivían en tribus. Estos últimos resultaron ser mas sociables, asertivos, aventureros, imaginativos, experimentadores y auto-suficientes que los que vivían en las tribus. Es importante recalcar que el investigador escogió el 16PF para su investigación porque lo considera uno de los instrumentos mas apropiados para medir diferencias individuales a través de las culturas.

Como hemos podido apreciar mediante los estudios mencionados anteriormente, el 16PF tiene un alto nivel de transferenciabilidad a través de las culturas. Resulta apropiado para medir diferencias entre diferentes culturas y para medir diferencias dentro de una misma cultura.

REFERENCIAS

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