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La experiencia de la posesión en los sistemas folclóricos de ayuda

Una de las experiencias más complejas en la práctica de los sanadores folclóricos es la llamada posesión espiritual. El concepto de posesión es uno sumamente amplio ya que no solo se refiere a la incorporación de un espíritu en el cuerpo de un médium sino que también se refiere a la influencia externa de un espíritu en su conducta y sus pensamientos. En ese sentido podemos definir la posesión espiritual como cualquier estado alterado de conciencia que es interpretado en términos de la influencia de un espíritu.

En el espiritismo no se habla de posesión sino que se utiliza la frase "pasar o tomar el espíritu" cuando la posesión es una voluntaria y el médium ejerce control sobre la situación; y se llama causa espiritual cuando la persona no tiene control sobre la experiencia y ésta es causante de desequilibrio emocional. Como parte del proceso que se conoce como "desarrollo de facultades" el médium aprende a tener control sobre la experiencia de posesión para así poder pasar espíritus en vez de obsesionarse con éstos.

Generalmente la posesión ha sido interpretada como un síntoma de disturbio psicológico (modelo psiquiátrico) o como una experiencia que puede aliviar un problema emocional (modelo terapéutico). En este trabajo proponemos un tercer modelo al establecer que la posesión puede concebirse como un ritual de transformación que contribuye al desarrollo de la persona (modelo de transformación). A continuación se describen las diferentes concepciones que ofrecen estos tres modelos.

La posesión como una experiencia patológica

El modelo psiquiátrico interpreta la posesión como un disturbio psicológico, utilizando palabras como "alucinación", "disociación", "histeria", "represión" y otros conceptos con connotaciones patológicas para describir esta experiencia. Por ejemplo, Seda Bonilla (1969a, 1969b) en su análisis de la posesión involuntaria señala que es una condición en la cual los impulsos reprimidos abruman el ego del individuo debido a que éste ha perdido la capacidad de reprimir. Similarmente Garrison (1977b) relaciona la posesión involuntaria con el "síndrome puertorriqueño", un término psiquiátrico que ha sido utilizado para describir una condición caracterizada por ataques, disociación, agresividad y pérdida parcial de la conciencia.

Otro estudio que apoya el modelo psiquiátrico fue realizado por Espino Navarrete (1981), quien al administrar el Rorschach a un grupo de nueve pacientes que estaban experimentando estados de posesión, encontró que ocho de ellos demostraron tener poco contacto con la realidad, confusión y extremada preocupación con la imagen del cuerpo. Es necesario analizar las implicaciones de estos resultados ya que el estudio tiene la limitación de basarse en una prueba que no tiene validez con la población puertorriqueña y por otro lado los resultados no pueden generalizarse a la población puertorriqueña que no sean pacientes psiquiátricos.

La posesión también ha sido interpretada como un estado de disociación. La disociación se ha definido como el proceso de separar una porción de la personalidad que está causando estrés . Los investigadores que apoyan esta hipótesis consideran que la porción de la personalidad que se separa se manifiesta como un espíritu (Harwood, 1977).

De acuerdo al modelo psiquiátrico, el sanador folclórico es considerado un enfermo mental que utiliza la reunión espiritista para expresar sus síntomas patológicos. Por ejemplo, Lubchansky et. al. describe las experiencias de los sanadores espiritistas de ver y escuchar a los espíritus como alucinaciones visuales. El desarrollo de facultades es visto como un "desarrollo de patología" debido a que en el se recalca la pérdida de contacto con la realidad.

La posesión como una experiencia terapéutica:

El modelo terapéutico explica la posesión como una experiencia normal, terapéutica y beneficiosa para el individuo porque provee una avenida para la catarsis, la expresión de impulsos agresivos y sexuales y reconocimiento y status dentro del grupo. Se considera también que la posesión le provee al individuo roles alternos que son usados para satisfacer deseos irrealistas (Bourguignon, 1965). La posesión ofrece la oportunidad de comportarse de manera inaceptable sin tener que experimentar sentimientos de culpa (Ward, 1979) y además representa una forma de protesta social, especialmente para las mujeres (Lewis, 1972).

Koss (1979) analizó la posesión como una precondición para el pensamiento crítico dentro de un grupo. Para Koss la posesión ofrece una oportunidad para la expresión de la creatividad y la productividad artística debido a que es una "excelente técnica teatral. La posesión es vista como una dramatización en donde se expresan situaciones conflictivas.

Para Michtom (1975) la posesión facilita el que se cambien patrones de conducta habituales. A través del trance el médium tiene la oportunidad de practicar la resolución de problemas a un nivel simbólico.

En las últimas dos décadas, el modelo terapéutico ha recibido mayor reconocimiento debido al estudio realizado por Bourguignon (1979) en el cual se encuentra que en una muestra de 488 sociedades, el 90% reportó haber experimentado estados alterados de conciencia. El 50% de las sociedades asoció esos estados alterados con la posesión.

A pesar de que el modelo terapéutico concibe la posesión de una manera más positiva, todavía considera que el posesionado está experimentando un problema y utiliza la posesión para resolverlo. En ese sentido aparenta ser una extensión del modelo psiquiátrico.

Comparación entre el modelo terapéutico y el modelo psiquiátrico:

Hay una serie de similaridades entre el modelo terapéutico y el psiquiátrico. Primeramente, ambos modelos asumen que los espíritus no tienen una realidad objetiva y proceden a analizar la posesión sin considerar la realidad fenomenológica de esta experiencia para el posesionado. Ambos modelos explican la posesión espiritual utilizando constructos psicológicos sin considerar la validez de la visión de mundo de otras culturas. Intentan interpretar la posesión utilizando estados psicológicos familiares como la disociación, la regresión y la dramatización de roles. De esta manera terminan ofreciendo interpretaciones reduccionistas que no consideran el punto de vista del individuo que experimenta la posesión.

El modelo de transformación ofrece una nueva alternativa para entender la experiencia de la posesión en el espiritismo.

El modelo de transformación:

El modelo de transformación entiende la posesión voluntaria como un estado alterado de conciencia que conecta a la persona a una realidad transpersonal (Katz, (1982). Bourguignon (1979) define estados alterados de conciencia de la siguiente forma:

… condiciones en las cuales son alteradas las sensaciones, las percepciones , la cognición y las emociones (p. 236).

En el estado de posesión se produce una transformación de conciencia que afecta las dimensiones físicas, intrapersonales e interpersonales. El propósito de la transformación es servir a la comunidad. El modelo de transformación se interesa por el significado de la experiencia de posesión en la vida del individuo a fin de entenderla en toda su complejidad desde el punto de vista del posesionado. Desde la perspectiva de este modelo, el estudio de la posesión requiere el no imponer nuestros prejuicios y concepciones de la realidad.

El modelo de transformación entiende que la posesión es una experiencia espiritual ya que pone en contacto a la persona con una realidad transpersonal. Claus (1979) en relación a esto señala lo siguiente: "Si queremos entender el significado cultural de la posesión, me parece que necesitamos examinar más profundamente las explicaciones religiosas de la posesión" (p.49). Por medio de la posesión se puede satisfacer la necesidad de trascendencia y se ha encontrado que ésta es una necesidad fundamental en el desarrollo humano (Angyal, 1956; Katz, 1973).

El trabajo de Rappaport sobre la estructura y adaptación de los rituales es muy útil para entender la naturaleza transpersonal de la posesión espiritual. El argumenta que los rituales en donde se experimenta una conexión con una realidad espiritual le permiten al individuo trascender su sentido de separación. De la misma manera el modelo de transformación entiende la posesión como un ritual de transformación en el cual el sanador experimenta una conexión transpersonal con la comunidad y la dimensión espiritual.

También el modelo de transformación entiende la posesión como una experiencia educativa. Esto es congruente con la literatura sobre el rol de los diferentes estados de conciencia y sus implicaciones para la práctica de la educación (Hendricks & Fadiman, 1976; Roberts, 1981). Estos estudios se basan en el supuesto de que una persona puede seleccionar el estado de conciencia apropiado para la situación que confronta y desarrollar las habilidades que residen en el mismo. El modelo de transformación enfatiza el control y la regulación de estados alterados de conciencia con el objetivo de canalizar recursos de sanación para la comunidad

Estos tres modelos que hemos presentado para entender la posesión pueden ser válidos en situaciones específicas. El error es querer generalizar y entender todas las experiencias de posesión como manifestaciones de disturbios emocionales. En ciertos casos la posesión puede ser síntoma de un disturbio emocional pero no necesariamente tiene que ser así en otros. Es por eso que necesitamos analizar cada caso individualmente para poder llegar a conclusiones válidas. Dentro de las explicaciones de la experiencia de la posesión tenemos que considerar que en algunos casos es una experiencia normal y transformadora en la línea de desarrollo del individuo.

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