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Posibles elementos anti-terapéuticos de las prácticas folclóricas de ayuda

A pesar de que el análisis de las funciones terapéuticas y preventivas de los sistemas folclóricos de ayuda es uno muy valioso, consideramos que para entender estas prácticas es igualmente necesario reflexionar sobre los posibles efectos detrimentales de las mismas.

Los posibles efectos anti-terapéuticos de las prácticas folclóricas de ayuda han sido materia de preocupación para una serie de investigadores (Fisch, 1968; Figueroa, 1981; Garrison, 1977b; Koss, 1977b). Se ha argumentado que el sanador folclórico puede hacer intervenciones anti-terapéuticas tales como realizar diagnósticos incorrectos y contradecir aquellos diagnósticos dados por profesionales de salud; orientar a sus clientes que no usen los medicamentos recetados y no referir cuando así sea necesario. Este capítulo tiene como fin revisar la literatura disponible concerniente a este tema y evaluar críticamente los elementos anti-terapéuticos de las prácticas folclóricas. Centraremos nuestra discusión en el espiritismo pero nuestro análisis puede aplicar a otros sistemas folclóricos de ayuda.

El espiritismo: ¿Perjudicial o beneficioso para sus practicantes?

En esta sección discutiremos lo que revelan las investigaciones sobre las siguientes intervenciones anti-terapéuticas:

1. ¿Refieren los sanadores espiritistas a sus clientes a los profesionales de salud cuando así lo amerita?

2. ¿Orientan los sanadores espiritistas a sus clientes para que no utilicen medicamentos para tratar padecimientos físicos y psiquiátricos?

3. ¿Perjudican las intervenciones y técnicas espiritistas la salud y el bienestar del cliente?

4. ¿Estimulan las prácticas espiritistas la dependencia y la pasividad entre sus miembros?

I. ¿Refieren los sanadores espiritistas a sus clientes a los profesionales de salud cuando asi lo amerita?

Uno de los primeros investigadores que sugirió que las prácticas espiritistas podían ser anti-terapéuticas fue Fisch (1968):

Los médiums no siempre refieren a sus pacientes a los médicos cuando sus problemas son “materiales” en origen y un serio problema médico podría no recibir atención… (p. 381).

Similarmente, Purdy, Pellman, Flores & Bluestone (1972) después de discutir cinco casos en los cuales la intervención de los sanadores espiritistas fue efectiva, declaran lo siguiente:

Desafortunadamente, sin embargo, muchos pacientes que sufren desordenes mentales no reciben tratamiento psiquiátrico adecuado debido a su participación en el espiritismo (p. 381).

Sin embargo, ni Fisch ni tampoco Purdy y sus colaboradores presentan evidencia o casos para apoyar sus alegaciones de que los sanadores espiritistas no refieren sus clientes a un profesional de ayuda cuando es necesario.

Existen dos estudios que proveen un entendimiento sobre estos elementos anti-terapéuticos (Garrison, 1977b; Harwood, 1977). Harwood encontró lo siguiente en relación a la controversia de si los sanadores refieren al médico a sus clientes cuando es necesario:

En casos que envuelven problemas somáticos, nuestros datos demuestran que los médiums no se oponen a que sus clientes usen los médicos y, más aún, ellos preparan a sus clientes para el tratamiento médico mediante el alivio de sus miedos (p. 204).

Harwood encontró que, en general, los clientes no buscan la ayuda del sanador para el tratamiento de problemas orgánicos y que consultan primero a un médico.

Garrison (1977b) estudió 24 clientes espiritistas que reportaron una enfermedad crónica y encontró evidencia que apoya los argumentos de Harwood:

La mayoría de aquellos que tenían enfermedades crónicas continuaban buscando ayuda médica para sus desórdenes orgánicos y buscaban la ayuda de los espiritistas para los estados de ánimo asociados con la enfermedad o para problemas distintos de sus enfermedades orgánicas. En algunos casos, los médiums adivinaban estas condiciones, pero en ningún caso las consideraban “espiritual” o ofrecían algún tipo de tratamiento que no fuera orientación sobre dieta, consejos para que fuera al doctor o la receta de linimentos, en los casos de artritis, o vitaminas, en los casos de anemia (130-131).

No obstante, Garrison y Harwood encontraron que hay algunos individuos que no reciben tratamiento médico debido a su participación en las prácticas espiritistas. Harwood (1977) mencionó que encontró solamente un ejemplo en donde un médium le pidió a un cliente que no buscara ayuda médica . Sin embargo, esta persona ya había sido tratada por una variedad de médicos, sin recibir ningún tipo de mejoría. Garrison reportó dos casos que sugieren que algunos sanadores espiritistas pueden oponerse a que algunos clientes se realicen operaciones necesarias debido a que se les dice que son los espíritus ignorantes los que quieren que se operen.

En relación a la pregunta de si el sanador espiritista refiere a sus clientes al sistema profesional de salud mental, el panorama aparenta ser uno totalmente distinto. Existe evidencia que señala que la mayoría de los síntomas de los clientes espiritistas están relacionados a disturbios psiquiátricos moderados (Garrison, 1977; Harwood, 1977). Los sanadores se sienten competentes para tratar este tipo de población, y la mayor parte de ellos no considerarían la idea de referir a un cliente con problemas psiquiátricos moderados a un profesional de ayuda. Tomando este dato en consideración, Garrison (1977) argumenta que la competencia de los sanadores espiritistas no es con los médicos sino con los profesionales de salud mental.

II. ¿Orientan los sanadores espiritistas a sus clientes para que no utilicen medicamentos para tratar padecimientos físicos y psiquiátricos?

De acuerdo a Harwood (1977), algunas veces los sanadores pueden oponerse al uso de medicamentos pero este fenómeno no es común:

En el caso más extremo de este fenómeno, un médium convenció a un diabético para que dejara de tomar “orinase”, debido a que interpretó los síntomas del cliente como una prueba (p. 203).

Sin embargo, en una nota al calce Harwood explicó que en este caso no hubo ningún efecto adverso para el cliente debido a que años más tarde se encontró que “orinase” fue retirada del mercado debido a su inefectividad.

Podemos entonces preguntarnos si los sanadores espiritistas orientan al cliente que sufre de un desorden emocional para que deje de tomar su medicamento. En este punto la evidencia es contradictoria. Harwood (1977) menciona que esto era una práctica común entre los sanadores espiritistas que él estudió. Por otro lado, Garrison (1977a) estudió veinte clientes espiritistas que estaban utilizando psico-fármacos, y encontró que en ninguno de los casos el sanador espiritista orientó al cliente para que dejara de tomar su medicamento. Se podría concluir que algunos sanadores espiritistas tienen una actitud negativa hacia las drogas psicotrópicas, mientras otros consideran que son efectivas.

III. ¿Perjudican las intervenciones y técnicas espiritistas la salud y el bienestar del cliente?

Tenemos también que preguntarnos si algunas técnicas espiritistas en vez de aliviar una problemática podrían ser detrimentales y causantes de mayor malestar en los clientes. Por ejemplo, Bird & Canino (1981) describen el caso de un niño de cuatro años que fue llevado a un centro de salud mental debido a un problema de enuresis. En la entrevista se encontró que los problemas de enuresis empezaron cuando el niño fue llevado a un espiritista porque no estaba hablando claro y no dormía bien. Allí se llevó a cabo un ritual que asustó tanto al niño que provocó éste se orinara en su ropa. Después de este evento el niño comenzó a experimentar la enuresis.

Otro elemento de las prácticas espiritistas que podría ser anti-terapéutico es la posible utilización de plantas que son perjudiciales a la salud del cliente (De La Cancela & Zavala, 1983). Se ha encontrado que algunas plantas pueden causar delirio, convulsiones y muerte, si se toman en grandes cantidades (Hirschhorn, 1968). Esta es otra área en la cual se requiere investigación porque ningún estudio sobre el espiritismo ha descrito sistemáticamente las clases de plantas utilizadas por los sanadores espiritistas.

Ciertos remedios folclóricos pueden producir reacciones adversas muy serias y hasta causar la muerte (De Smet, 1991). Por ejemplo, se ha encontrado que en México se utiliza el azarcón (un polvo que contiene 90% de plomo) para tratar problemas gastrointestinales en los niños. Se han reportado casos de muerte debido a la ingestión de esta sustancia (Lead poisoning, 1983).

En el próximo capítulo se describe el uso del mercurio (azogue) como remedio folclórico, el cual es un metal altamente tóxico.

IV. ¿Estimulan las prácticas espiritistas la dependencia y la pasividad entre sus miembros?

Los elementos anti-terapéuticos del espiritismo pueden ser también examinados en relación al proceso de apoderamiento (empowerment). Apoderamiento ha sido definido como el proceso de “aumentar las posibilidades de que las personas tengan más control sobre sus vidas” (Rappaport, 1981, p.15). ¿Promueven este proceso las prácticas espiritistas o solamente estimulan la dependencia y un sentido ilusorio de “apoderamiento”?

De La Cancela & Zavala (1983) han señalado que el sistema de creencias del espiritismo puede promover la pasividad, la alienación de las raíces socio-políticas de los problemas y la dependencia en los sanadores espiritistas. Ellos explican que la ideología del espiritismo puede ayudar a mantener las condiciones opresivas en la comunidad puertorriqueña:

La sanación tradicional… puede apaciguar el potencial de acción de individuos frustrados y corajientos ofreciéndoles explicaciones místicas y mágicas a problemas que son causados por las desigualdades estructurales dentro de nuestra sociedad. Las prácticas de sanación folclórica pueden desplazar el coraje… y estimular la aceptación de nuestro destino como una prueba de Dios. De estas maneras estas prácticas y creencias funcionan no como sanación pero posiblemente como un “nuevo colonialismo” que retarda o inhibe el desarrollo del individuo y la adquisición de soluciones viables hacia el apoderamiento personal y social (1983, p. 267).

La debilidad del argumento de De La Cancela y Zavala es que ellos no presentan ningún caso o situación específica para apoyar sus ideas. Tampoco mencionan haber realizado una investigación formal sobre el espiritismo. A pesar de que estoy de acuerdo en que la ideología de sistemas tradicionales de sanación como el espiritismo contiene elementos opresivos, es esencial investigar cómo esta ideología guía las acciones de los individuos en su vida diaria.

La investigación de Figueroa (1981) puede arrojar luz sobre cómo la ideología del espiritismo promueve o dificulta el cambio social. Sus hallazgos fueron obtenidos a través de observación partícipe en un centro espiritista, análisis de estudios de caso y una descripción de acción colectiva por un grupo espiritista.

A pesar de que Figueroa reconoce que los espiritistas creen que sus problemas son causados por fuerzas espirituales en vez de fuerzas sociales, su análisis de cuatro casos demuestra que las reuniones espiritistas contribuyen a la resistencia más que a la acomodación. Figueroa argumenta que los espiritistas creen en una relación dialéctica entre el mundo material y el mundo espiritual: el mundo espiritual y el mundo material se transforman mutuamente.

Figueroa describió en detalle como un grupo de inquilinos utilizaron las prácticas espiritistas para actuar colectivamente contra el dueño del edificio quien no quería darle mantenimiento ni calefacción al mismo. Durante una reunión espiritista los inquilinos organizaron una huelga de renta y una demostración frente a la casa del dueño. También, utilizaron rituales espiritistas para asegurarse de que sus acciones fueran a tener éxito. Se le dió una limpieza espiritual al edificio, y se llevó a cabo un trabajo en contra del dueño del edificio. Las acciones de los inquilinos presionaron al dueño a escuchar sus demandas y, un día después de la demostración, los apartamentos tenían calefacción.

El estudio de caso presentado por Figueroa demuestra que el espiritismo puede ser usado para promover el cambio social y la conciencia de clase. Sin embargo, Figueroa también reconoce que en ciertos casos las prácticas espiritistas se pueden convertir en una forma de escapar de la realidad.

Otros autores han mencionado que la relación entre el líder de un centro espiritista y sus clientes está caracterizada por un alto grado de dependencia (Comas-Díaz, 1981; Koss, 1975). Aunque se señale que esta dependencia es terapéutica, se puede argumentar que en algunos casos puede ser detrimental al crecimiento personal de los clientes. Por otro lado, otros estudios han debatido la noción de que los sanadores espiritistas promueven dependencia en sus clientes (Garrison, 1982; Salgado, 1974). Por ejemplo, Salgado  (1974) describió la relación entre un sanador espiritista y su cliente de la siguiente manera:

El proceso se llevó a cabo por medio de un plan de acción que requirió compromiso y esfuerzo por parte del cliente. Ella (la sanadora) le enseñaba a las familias como resolver sus problemas en vez de proveerle soluciones para los mismos (p. 203).

Relacionado a este tema de la dependencia se ha argumentado que los sanadores espiritistas estimulan la actitud de que los clientes no son responsables de sus problemas debido a que consideran que los mismos son causados por espíritus ignorantes (Comas Díaz, 1981; Harwood, 1977). Para algunos investigadores esta posición es terapéutica porque reduce los sentimientos de culpa de los individuos. Sin embargo, esta creencia puede reforzar la idea que el individuo no tiene control de su vida o el poder de cambiar su conducta. Harwood (1977) tratando de reconciliar esta aparente contradicción distingue entre responsabilidad por el problema y responsabilidad por su resolución. Usualmente, los sanadores espiritistas se esfuerzan en involucrar al cliente en el proceso de ayuda por medio de actividades tales como rituales, baños y oraciones. Con esta actitud trasmiten el mensaje de que el cliente es responsable por los resultados de su tratamiento (Garrison, 1977b; Singer, 1984).

Un análisis más profundo demuestra que algunas veces los sanadores espiritistas hacen responsables a los clientes de los problemas. La causa de un problema no tiene que estar dentro de la persona para que se le responsabilice por el mismo. Usualmente, el deseo de un espíritu ignorante de hacerle daño a un cliente se atribuye a que el cliente en una vida pasada le hizo daño a éste. De esta forma, el cliente es responsable de su problema porque fue una consecuencia de sus acciones.

Varios sanadores espiritistas entrevistados por el autor enfatizan la necesidad de que los clientes no se hagan dependientes de ellos. Por ejemplo, uno de los sanadores expresó lo siguiente: “Las personas no pueden depender de ti porque entonces uno no los ayuda.” Los sanadores espiritistas consideran que su labor es educar a los miembros de la comunidad para que tomen control de sus vidas. Relacionado a esta función uno de ellos declaró: “El propósito principal del espiritismo no es curar a las personas o comunicarse con los espíritus sino enseñarles a las personas como desarrollar sus poderes espirituales para que puedan convertirse en mejores seres humanos.

En los centros espiritistas hay un énfasis en el desarrollo de las fortalezas de los clientes. Usualmente a los individuos que buscan ayuda se les guía para que desarrollen su propio poder de sanación. Esto implica que en el espiritismo los clientes tienen la oportunidad de convertirse en sanadores. Así, el espiritismo se basa en facultar a los clientes para que desarrollen su poder de sanación y puedan entonces ayudar a otros.

Aunque la literatura sobre el espiritismo ha enfatizado la dependencia de los espiritistas en el mundo espiritual, mi trabajo sugiere que la relación entre los espiritistas y el mundo espiritual no es una de dependencia sino una relación de interdependencia y reciprocidad. Se puede argumentar que depender de espíritus para resolver problemas es una actitud contraria al proceso de apoderamiento. Sin embargo, los sanadores espiritistas creen que, además de pedir ayuda a los espíritus, el cliente tiene que envolverse activamente en el tratamiento. La ayuda del mundo espiritual es complementaria a los esfuerzos del cliente para resolver sus problemas.

Los espiritistas se sienten fortalecidos al saber que tienen un guía espiritual que puede proveer apoyo y orientación en tiempos de crisis. Para ellos los guías espirituales son maestros que los inspiran y motivan a desarrollar su potencial. Un espiritista declaró: “Yo me siento más seguro al saber que tengo un guía espiritual que puede ayudarme en cualquier momento”.

Por otro lado, el rol esencial de la dimensión espiritual dentro del espiritismo puede verse como una fuente de apoderamiento. Por medio de la posesión espiritual, los miembros de la comunidad experimentan un sentido de trascendencia en sus vidas con el propósito de encontrar recursos de sanación. A través de estos rituales de transformación, la individualidad es subordinada al servicio de las metas de la comunidad.

Tenemos que considerar también que el espiritismo es un recurso de sanación creado por y para la comunidad. Es un sistema creado por la comunidad para enfrentarse a los problemas usando sus propios recursos y fortalezas. En los centros espiritistas la comunidad se ayuda a sí misma sin tener que depender en expertos profesionales. Los miembros de la comunidad están en control de sus recursos, aumentándose su sentido de apoderamiento.

A pesar de que no hay evidencia empírica que demuestre que las prácticas espiritistas son anti-terapéuticas, es necesario crear conciencia en la comunidad puertorriqueña de que algunos sanadores espiritistas representan una amenaza para su salud. Existen practicantes espiritistas inescrupulosos que se aprovechan de la ansiedad de sus clientes y los explotan económicamente (Núñez Molina, 1987).

Considero que al investigar los elementos anti-terapéuticos del espiritismo se deben evitar las generalizaciones. Es cierto que algunos sanadores no realizan intervenciones apropiadas, pero esto no significa que las prácticas espiritistas sean detrimentales a la salud mental de la comunidad puertorriqueña. De igual manera, no se puede concluir que la psicoterapia es perjudicial debido a que algunos terapistas le han hecho daño a sus clientes. Es necesario descartar la idea de que todos los sanadores espiritistas tratan similarmente a sus clientes. Los sanadores difieren en el grado de sus destrezas de ayuda y conocimiento. Se podrían encontrar resultados contradictorios si se compara la efectividad de diferentes sanadores. Los efectos terapéuticos o detrimentales de las prácticas espiritistas van a depender del desarrollo del sanador.

Es mi posición que la ideología y práctica del espiritismo puede ser usada en dos direcciones: para facultar a los individuos o para hacerlos dependientes. Todo va a depender del grupo espiritista que se estudie y de la orientación de sus líderes. Para conocer más sobre este asunto se necesita analizar casos específicos sobre el impacto que tiene esta práctica en la vida de los espiritistas. De esta forma podríamos entender como el sistema espiritista promueve o dificulta el cambio social.

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