This is London, Baby
El 26 de agosto me apunté en la carrera virtual del Maratón de Londres no porque estuviese considerando seriamente hacer el mismo, sino para tenerlo como una posibilidad. No había adiestrado para hacer un maratón a pesar de estar bastante activo físicamente durante el año. Comencé la estrategia de correr menos, pero de forma más frecuente y eso me ha mantenido saludable durante todo el año. Por ejemplo, en vez de correr 8 millas en la mañana, pues corro cuatro temprano y más tarde corro las otras cuatro.
La semana pasada comencé a tomar en serio la posibilidad de hacer el Maratón de Londres pero no estaba seguro debido a que este año mi adiestramiento ha sido en carreras cortas. Temía que terminará lesionado y tuviera entonces que pasar por un período de recuperación de varias semanas. Así que decidí que, si recibía una señal, correría el Maratón.
El viernes no había recibido el Bib y pensé que, si lo recibía el sábado, pues entonces correría el Maratón. Me dio más susto que alegría cuando el cartero llegó con un sobre de Inglaterra el sábado en la tarde. Esa era la señal. Tenía que correr el Maratón.
Nunca había completado 26.2 millas en un día. Y lo más que había hecho en una carrera formal eran 13.1 millas, el llamado medio maratón. Pero hay que hacerles caso a las señales.
Tenía que decidir donde correr el Maratón de Londres. Y con este asunto del toque de queda y el distanciamiento físico, necesitaba un espacio adecuado. Solicité permiso al Decanato de Administración de RUM pero me contestaron que solo estaban permitiendo la actividad física de los atletas. Pensé: Pero ¿cómo es posible que no me consideren un atleta si yo he completado más de 2000 millas en el 2020? 😊 Se perdieron un gran titular: Profesor del RUM hace el Maratón de Londres en los predios del Colegio. 😊
Así que no había de otra. Tendría que correr por las calles de Alturas de Mayagüez y en el Centro de Distribución. Por cierto, agradezco a la administración de este espacio ya que siempre han permitido la actividad física en el mismo. Fue una gran alternativa en María y en la pandemia se ha convertido en el espacio favorito de muchos. El Centro de Distribución funcionó para mí como un St James Park. 😊
Llegó el domingo y comencé a correr a las 3:30 de la mañana. Tenía 24 horas para completar el maratón, pero el tiempo comenzó a correr desde las 7 de la noche del sábado. Hice las primeras doce millas sin mayores dificultades, y sin apuro. Mi objetivo era terminar el maratón sin lesionarme en el proceso. No tenía ningún interés en hacer el maratón en menos de 2 horas. 😊
A mitad de camino, me acompañó por unas millas mi amada Rosita Lisa para apoyarme y trasmitirme la confianza de que podía hacer las 26 millas. Confieso que para la milla número 15 pensé retirarme de la carrera. El cuerpo comenzó a debilitarse y la mente tampoco estaba ayudando.
Pero no soy de las personas que se rajan cuando quieren lograr una meta. Nunca lo hecho y esta no iba a ser la primera vez. Así que poco a poco llegué a la milla 20. Y eso me dio energía para seguir.
Para contar las millas estaba utilizando una aplicación en mi teléfono desarrollada específicamente para este maratón. Sin embargo, debido a que tenía mi celular en la cintura pues no estaba funcionando de manera confiable y tenía una diferencia significativa entre mi reloj de Fitbit y esa aplicación. Uno podía subir los resultados mediante una segunda aplicación y decidí que iba a utilizar mis resultados en Strava. Sin embargo, cuando iba por la milla 24, mi reloj de Fitbit sufrió un desperfecto y se apagó. Tengo que confesar que por poco me da un infarto. Tuve que detenerme y darle un “reset” al reloj de Fitbit. Esto implica que solo subió 24.89 millas a Strava y me quedé corto por milla y media. En ese momento comenzó también a llover.
La aplicación del Maratón estaba en la milla 19 ya que no estaba siendo confiable cuando uno da muchas vueltas en una misma área. Tenía que entonces que correr 7 millas adicionales para completar el maratón. La pregunta era si podía añadir esas siete millas a las 26 millas que ya había corrido. Aquí fue cuando llegó la divina locura de ser corredor y decidí completar entonces 7 millas adicionales. En fin, el domingo 4 de octubre completé 34 millas.
Hacer un maratón no es cáscara de coco. Requiere un esfuerzo físico y mental de gran envergadura. Más aún cuando el mismo es de forma virtual y tienes una ruta que puede ser extremadamente aburrida. Mis respetos a todos aquellos que han completado un maratón pues no importa el tiempo que se pueden haber tomado, 26 millas en un día son 26 millas. A mi me tomó unas 6 horas y media completarlo. Mi intención no era llegar en las primeras diez posiciones. 😊
Después de decir en varias ocasiones que nunca correría un maratón, concluyo que uno nunca debería decir nunca. Ya tengo pensado incluir al menos un maratón en mi agenda del 2021. ¡Buen camino para todos!
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