Hay experiencias que te dejan sin palabras por la grandeza y profundidad de las mismas. Te sientes incapaz de poder expresar el significado de las mismas ya que entiendes que no importas lo que escribas, no serás capaz de comunicar su valor personal. Ese fue el caso de mi participación en el Medio Maratón de Las Divas. Ayer a eso de las 6:05 de la mañana (casi exactamente 24 horas que que comenzamos a correr las 13.1 millas) llegamos a San Juan junto a 15 corredores del grupo Run for Eat comprometidos a completar ese ramillete de millas.
Yo estaba "colao" en un medio maratón que está orientando a la mujer pero que está abierto a la participación de "divos". Mi misión era apoyar y correr junto a Rosita Lisa, la Diva de mi corazón y a la que le debo todas mis aventuras y atrevimientos en el mundo del running. Rosita Lisa, una veterana en el mundo de los medios maratones, habiendo completado 8 de ellos. Regresaba al mundo de los medios maratones después de un proceso de recuperación de unas condiciones y dolencias que la han llevado a aprender a correr de nuevo. Yo había corrido las 13 millas pero nunca en una carrera oficial. Así que las Divas sería mi primer medio maratón.
Este tipo de experiencia es una de naturaleza trans-racional. No tiene que ver con la sensatez y la lógica. ¿Quién mediante el uso de la razón puede decidir salir de Mayagüez a las 2:30 am (sin dormir una gota) para llegar a San Juan a correr 13 millas? No hace sentido, es una locura de cualquier manera que pueda mirarse.
Pero allí estábamos en la salida, a las seis de la mañana en el Parque Sixto Escobar. Yo un tanto estresado y ansioso por comenzar a correr. No funciono muy bien con música a todo volumen y demasiada gente a mi alrededor. 🙂 Rosita muy emocionada y contenta de estar en un ambiente que para ella es muy familiar.
Comenzó la carrera y todavía estaba obscuro. Rápidamente me di cuenta que no era la pista del Colegio al comenzar con una cuesta bastante empinada. 🙂 Pronto amaneció y comenzamos a disfrutar de la ruta y las hermosas vistas del mar. Estaba fresco, aunque un tanto húmedo. Había llovido unas horas antes y estaba nublado. Sabíamos que el Sol no iba a atacarnos hasta bastante tarde en la carrera.
Las primeras cinco millas fueron una delicia. Las disfrutamos a plenitud. Hasta estábamos con ánimo para un Facebook Live. El problema era que todavía faltaban unas 8 millas.
Después de la milla 7, Rosita comenzó a sentir varias molestias en el cuerpo. Pero mantuvo su determinación y voluntad de no parar en la carrera. Corrimos y caminamos hasta llegar a la meta.
Allí nos esperaban la buena gente de Run for Eat que nos trataron desde principio a fin como familia. Nuestro agradecimiento especial a Geraldine, Javier y Milagros. Ellos son un ejemplo de que las comunidades de corredores tienen el poder de transformar el mundo. Nos esperaban también las amigas de Rosita que han sido un apoyo esencial durante esta jornada. Gracias especiales a Nivia, Paco, Lourdes y Yari.
John Bingham dice que el milagro no es terminar la carrera, sino tener el valor de comenzar. Pienso que tanto tener el valor de comenzar y poder terminar una carrera tienen que ver con elementos atados al milagro, la magia y la maravilla. Y entiendo que mucha gente en las Divas salió del Sixto Escobar entendiendo más claramente las formas en que el running nos convierte en mejores personas. Conceptos tales como “noche obscura del alma’, nigredo y epifanías se convierten en realidades y no en meros conceptos abstractos. Principalmente se aprende mucho del valor del sacrificio como forma de aportar al mundo y trascender el ego.
Yo regresaría a las Divas solo por estar tres horas corriendo al lado de Rosita Lisa. Con eso me basta.
Después de esta experiencia validamos que la participación en eventos de “running” nos conecta con la humanidad de una manera especial. Entendemos que lo más importante es la conexión que sintamos con las personas, con los amigos y todo lo que nos rodea. Más que una actividad física, correr es una practica espiritual.
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