El informe “CDW-G 21st-Century Campus” de este año encontró que el obstáculo principal para que la facultad integre tecnología en sus clases es que sencillamente no saben como usarla. Y el problema no es por falta de adiestramiento, sino de experiencias de aprendizaje que sean específicas a la disciplina de la facultad y que sean facilitadas por sus pares. Este es un dato muy valioso para las oficinas de tecnologías que usualmente tienden a crear talleres genéricos dirigidos por personas que conocen de tecnología pero que no tienen experiencia enseñando.
Por otro lado se identificó que a pesar de la importancia que tiene la tecnología para los estudiantes, una gran parte de los administradores no la considera una prioridad.
A pesar de que el estudio se hizo con estudiantes, profesores y administradores en los EU, me parece que describe muy bien la realidad de la Universidad de Puerto Rico. Tenemos un desfase entre las prioridades de los administradores y lo que los estudiantes consideran importante. Y tenemos también una facultad, en términos generales, con muy poca preparación en las tecnologías de aprendizaje. Y más triste aún, con bastante resistencia a transformar su prácticas de enseñanza.
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