El Senado de Puerto Rico está considerando un proyecto de ley (P. de S. 1849) que tiene como objetivo incluir como requisito el que los maestros tengan que presentar una evaluación psicológica para obtener la certificación que les permite dar clases en la Isla. El año pasado se sometió un proyecto similar pero el mismo no fue aprobado. Esta vez el proyecto tiene más posibilidades de convertirse en ley ya que uno de sus autores es el Presidente del Senado. Nos imaginamos que debe haber un grupo de psicólogos detrás de este proyecto para de esa forma poder guisar mediante la administración de estas evaluaciones psicológicas y las terapias que necesitarán aquellos maestros que se determine que tienen algún tipo de inestabilidad emocional.
Uno podría objetar este proyecto por diferentes razones pero para comenzar no se presenta ningún tipo de evidencia que justifique este tipo de medida. Si el problema es la inestabilidad emocional de algunos maestros que ya están en el sistema, el requerir pruebas a los nuevos aspirantes no atiende en realidad el asunto. El uso de instrumentos psicológicos para seleccionar personal es uno altamente controvertible. En vez de pensar en proyectos que terminen estigmatizando al maestro puertorriqueño, el Senado de Puerto Rico debe preocuparse por crear proyectos para apoyar la labor del maestro y mejorar sus condiciones de trabajo. Esa es la mejor manera de contribuir a la estabilidad emocional de todos los maestros.
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