Poner en palabras lo que siento en torno a la crisis por la que atraviesa nuestra Universidad de Puerto Rico no es tarea sencilla. Pienso que ya se ha dicho todo y que ahora es necesario movernos a la acción. Una voz me dice que escribir sobre la huelga en la Universidad de Puerto Rico no tendrá ningún efecto. Esa mismo voz me dice que estamos ante un gobierno intransigente que no razona, ni puede pensar críticamente. De todos modos comparto estas reflexiones como una forma de desahogo pero también en apoyo a todos los estudiantes que con su lucha nos muestran el camino para salvar la Universidad pública.
No pretendo defender el valor que tiene la educación pública que se ofrece en la Universidad de Puerto Rico. Podemos ofrecer estadísticas para justificar el valor de la Universidad pero para el Gobierno de turno no se trata de eso. Ellos ya lo conocen y eso les molesta profundamente. El valor de la Universidad de Puerto Rico se justifica por sí solo.
Uno de los elementos positivos que ha tenido la huelga es que ha permitido que el pueblo conozca mejor su Universidad y lo que significa para el país. Me parece que los universitarios no hemos facilitado el que pueblo conozca su Universidad y nos hemos distanciado peligrosamente de los problemas que lo aquejan. Y eso ha provocado que una gran parte del pueblo nos vea como privilegiados y como un grupo indiferente a sus necesidades. La Universidad que surja de esta crisis tiene que poner como prioridad el lograr que los puertorriqueños se sientan orgullosos de contar con ese legado y sientan que lo deben defender con alma y corazón. Percibo que gran parte del pueblo no ha comprendido que sin su Universidad Pública el futuro de sus hijos está en riesgo.
Lo que me resulta altamente preocupante es que este Gobierno parece no tener límites en sus estrategias para imponer su agenda de privatización a la Universidad. Prefieren violar derechos humanos básicos como no dejar pasar alimentos a los estudiantes que se encuentran dentro de la Universidad, cerrar las Universidad por más de dos meses sin una justificación razonable y utilizar la violencia institucional para abusar de padres, estudiantes y profesores. La Rectora de la UPR-RP ordenó el cierre de la institución argumentando que hay un ambiente que puede generar violencia pero trae la Fuerza de Choque y mantiene la universidad en un estado de sitio. Es ese tipo de decisión que nos lleva a pensar que los administradores están actuando de forma caprichosa y sin evaluar de forma seria las consecuencias que tendrán sus acciones para el futuro de la institución. Se comportan como si en realidad quisieran afectar negativamente la imagen de la institución y la de sus estudiantes.
La administración de la UPR parece no darse cuenta que 10 de sus 11 recintos están al presente paralizados por votos de huelga. De forma absurda continúan hablando de que son una minoría los que protestan. Cualquier administración que tenga algún tipo de inteligencia emocional entendería que estamos antes una situación delicada que no puede resolverse utilizando medidas represivas. De forma urgente deben reunirse con El Comité Nacional de Estudiantes e iniciar una negociación que pueda llevar a la resolución de esta crisis. Con Río Piedras cometieron el error de comenzar a dialogar después de casi tres semanas de huelga. Esperamos que entiendan que mientras más tiempo dure el conflicto, se alejan las posibilidades de acuerdos. Y si no lo tienen claro, quiero dejarles saber que mi intuición me dice que los estudiantes no van a abandonar la Universidad. Se mantendrán allí hasta tanto se atiendan sus reclamos de forma honesta y transparente.
Los universitarios no estamos pidiendo que nos traten en bandeja de plata. La Universidad de Puerto Rico debe también ajustarse y responder de forma sensata a los problemas económicos que enfrenta la Isla. Lo que pedimos es que el Gobierno entienda que mediante sus recortes y abusos de todo tipo están debilitando a la misma institución que puede ayudar a salir de la crisis económica. Y si esto no se entiende, en poco tiempo no tendremos Universidad Pública.
Les confieso que me incomodan los cierres de los portones de la Universidad sea por la administración o por los estudiantes. Pero creo que en estos momentos es la única estrategia que tienen los estudiantes para ponerle presión a la administración y que se sienten a negociar.
Mientras escribo esta entrada recibo noticias de que la Fuerza de Choque continúa impidiendo que le hagan llegar alimentos a los estudiantes que están dentro de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras. Aquellos que pensaban que vivían en un país democrático en donde se respetan los derechos humanos básicos deben revisar su creencia. La meta del Gobierno es clara: Eliminar la resistencia y la disidencia más fuerte que se está dando en estos momentos en la Universidad de Puerto Rico. Si lo logran, harán del país lo que les plazca. Y si eso ocurre vivir en esta Isla no tendrá ningún sentido.
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