Gracias a Sandra Vega, blogfesora de Punto Activo para Maestros, me interesé en leer Readicide, un libro de Kelly Gallagher en el que se explora cómo la escuela tiende a matar el amor a la lectura. Me parece que Gallagher ha puesto en el dedo en la llaga: el problema es que tenemos un currículo poco atractivo, con lecturas que desaniman al estudiante más motivado. Para colmo los condicionamos a asociar la lectura con las pruebas que tienen que tomar. En este contexto es un milagro que algunos estudiantes conserven cierto grado de pasión por leer. Sobre este asunto Gallagher nos dice:
En el libro nos presenta evidencia que demuestra que aquellos estudiantes que leen sin que se les haya asignado alguna tarea salen mejor en las pruebas de lectura y escritura:
Después de identificar la causa del problema, el autor de Readicide comparte recomendaciones para estimular el interés por lectura en los estudiantes:
Y ese tal vez puede ser el foco de nuestro Departamento de Educación: lograr que un buen número de estudiantes termine la escuela con una actitud positiva hacia la lectura. Y como parece ser que la Secretaria de Educación no tiene un plan definido para mejorar nuestro sistema educativo, le recomiendo que comience con una campaña dirigida a transformar el proceso de aprendizaje mediante el cultivo del amor a la lectura.
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