En el corto Walled Horizons producido por Rogers Waters (miembro fundador de Pink Floyd) se describe el impacto del muro que Israel levanta en Cisjordania:
Es una locura —exclama—. Es aterrador hasta dónde puede llegar el ser humano para oprimir, devaluar y encerrar al prójimo. En ese muro (de ocho metros de altura, más de 700 kilómetros de largo, con vallas electrificadas de alambre de púas, sensores térmicos, cámaras de video, torres de francotirador y carreteras para los vehículos israelíes de patrullaje) se expresa demasiado odio, demasiado miedo, demasiada culpa”.
“El muro es destructor, aísla a su gente, separa a matrimonios y a padres de sus hijos, genera miedo, dolor y muerte. Viola los derechos humanos del pueblo palestino y los pactos internacionales de los que Israel es Estado parte. Los gobiernos que construyen este tipo de cercos lo único que reflejan es su alto grado de inseguridad”.
Para Palestina ese es el muro de la vergüenza y para Israel es el muro de la seguridad. Pero nada más es cuestión de observar las consecuencias de esa muralla para darnos cuenta de que es un muro que tiene como objetivo continuar la destrucción y el abuso al pueblo Palestino. Ese es el muro de la muerte.
Segunda parte:
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