Hay que hacerlo hoy con más fuerza que nunca. Hay que defender la alegría de los medios amarillistas y de los expertos en inducir miedo y pesimismo. (Vía)
Defender la alegría de Mario Benedetti
Defender la alegría como una trinchera
defenderla del caos y de las pesadillas
de la ajada miseria y de los miserables
de las ausencias breves y las definitivas
defender la alegría como un atributo
defenderla del pasmo y de las anestesias
de los pocos neutrales y los muchos neutrones
de los graves diagnósticos y de las escopetas
defender la alegría como un estandarte
defenderla del rayo y la melancolía
de los males endémicos y de los académicos
del rufián caballero y del oportunista
defender la alegría como una certidumbre
defenderla a pesar de dios y de la muerte
de los parcos suicidas y de los homicidas
y del dolor de estar absurdamente alegres
defender la alegría como algo inevitable
defenderla del mar y las lágrimas tibias
de las buenas costumbres y de los apellidos
del azar y también, también de la alegría.
6 comentarios
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Me gusta mucho esta letra.
Me encanto mucho el poema, ya lo hice mio.
…defender la alegría…
…del dolor de estar absurdamente alegres.
No es la alegría por la alegría, como en esos libros de «auto ayuda» New-Age, donde una «alegría» sirve para enajenarnos del dolor, para evadirlo…
Tenemos que recuperar la alegría de la ESPERANZA… la alegría de la UTOPÍA…
Autor
Elco;
Bien dicho.
Me gusta mucho esto, sobre todo mantener viva la UTOPIA mi gente…aun en los tienpos mas dificiles Julius Fucik, periodista judío y checo escribía en un campo de concentración:
«Este es mi testamento para ustedes, padre, madre y hermanas; para ti, mi Gusta, y para ustedes, camaradas, para todos aquellos que he querido. Si creen que las lágrimas borrarán el triste torbellino de la pena, lloren un momento. Pero no se lamenten. He vivido por la alegría y por la alegría muero, y sería un agravio poner sobre mi tumba el ángel de la tristeza”. (Fragmento).
Autor
Cheo;
Gracias por compartir estos pensamientos. Me parece que en ocasiones corremos el riesgo de mantenermos al lado de la obscuridad. Allí las cosas no se ven claramente.