Cuando llegué a la prisión, el guardia de la puerta me puso de excelente humor. Al tomar mis datos me preguntó cual era mi religión, y cuando le respondí que ‘agnóstico’ me pidió que le deletrease la palabra, al tiempo que comentaba con un suspiro: ‘Bueno, hay muchas religiones, pero supongo que todas adoran al mismo Dios.
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