Pero en cuanto educadores no nos queda más remedio que ser optimistas, ¡ay! Y es que la enseñanza presupone el optimismo tal como la natación exige un medio líquido para ejercitarse. Quien no quiera mojarse, debe abandonar la natación; quien sienta repugnancia ante el optimismo, que deje la enseñanza y que no pretenda pensar en qué consiste la educación. Porque educar es creer en la perfectibilidad humana, en la capacidad innata de aprender y en el deseo de saber que la anima, en que hay cosas (símbolos, técnicas, valores, memorias, hechos…) que pueden ser sabidos y que merecen serlo, en que los hombres podemos mejorarnos unos a otros por medio del conocimiento. (Fernando Savater, El valor de educar)
Vivir la matemática quiere decir ver los números en el portal de cada casa, leer la grafía de las líneas de metro, sumar las facturas del gas, coger un cubo de cartón y pintarle seis caras diferentes pero divertidas, quiere decir apretar teclas, mirar películas matemáticas, pensar que el 11 es un buen amigo y que al profe de mates le gusta bailar rock, creer que Pitágoras era un genio y disfrazarse de pitagórico, escribir un poema dedicado al infinito y enamorase de una curva. Se trata, en definitiva, de realizar el aprendizaje matemático dibujando, riendo, llorando, sudando en una excursión o montados en un barco. Tal como se vive cualquier aspecto de nuestra vida”. (Alsina, Claudi y otros. Enseñar matemáticas)
Leyendo el excelente blog de EduMate Perú del profesor Carlos Torres, encuentro uno de sus escritos en donde discute dos elementos esenciales para ser un educador efectivo: ser optimista y vivir la clase. Y es que hay tanto pesimismo en el aula y tantos pocos profesores que viven su clase , que lo sorprendente es que los estudiantes sigan aprendiendo. Si se llega a la sala de clase con la convicción de que los estudiantes no van a aprender, no es mucho lo que se puede lograr. Si se enseña de forma mecánica, con poco corazón y sin pasión, pues es de esperar que nuestros estudiantes no comprendan el valor de ese conocimiento y no tengan la motivación necesaria para aprender. Sacar buena nota en una clase no es motivación suficiente para muchos.
Recomendamos que en los procesos de reclutamiento de profesores se añadan las siguientes preguntas: ¿Eres optimista como educador? ¿Vas a vivir tus clases? Si la contestación es negativa, pues ya sabemos que tenemos que continuar con la búsqueda.
6 comentarios
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Gracias prof. Mario Nuñez por citar mi blog.
Saludos.
Lo recomendaré a Profes de Matemática amigos. Me parece sumamente interesante . Creo que el optimismo está asociado al ser docente. Si no, no se explica nuestra permanecia en el aula.
Gracias Mario por seguir dando «Food for thought» como siempre.
Susana
Creo que la mayoría de los profesores y maestros son optimistas cuando empiezan su carrera. El truco algo más difícil es lograr mantener con vida ese optimismo luego de que pasen varios años.
Una vez más leo una entrada tuya que me devuelve al centro de mi camino docente. Como la bola sostenida por una corriente de aire que no se aparta y queda suspendida (efecto Venturi)
Desde luego estoy de acuerdo con el titular y el fondo de esta entrada «Vivir la clase». En alguna ocasión mis alumnos y alumnas me han dicho «Es que lo vives. Se nota que te lo estás pasando bien» Como comprenderéis estos comentarios insuflan un álito de energía difícil de comunicar a quienes no son docentes. Curiosamente pienso que los artistas que se enfrentan al público deben experimentar cosas parecidas. A gran escala, claro.
Como dice Ramón, ojalá ese optimismo de los inicios fuera posible mantenerlos durante toda nuestras carrera. Afortunadamente he conocido casos. Luego no hay que desfallecer.
Quisiera aportar dos ideas que han marcado mis últimos años de carrera (llevo sólo 8 y espero que muchos más) y muy especialmente este curso 2007/2008. Quien visita mi blog algo debe sonarle.
Estas ideas son:
Aprender con …nuestros alumnos y alumnas.
Aprendizaje por contagio.
Sin duda, la pasión puesta en juego en nuestro día a día con los alumnos es el elemento esencial de un aprendizaje auténtico. Lo experimento con otras personas que destilan pasión por lo que hacen. En la escuela no debería de ser menos.
Advertencia: corremos el peligro de dejarnos el corazón. Es lo que tiene el contacto humano.
La escuela debería de contribuir a que este contacto humano no fuera excepcional sino cotidiano. Los sentimientos, las emociones sin duda enseñan a vivir.
Autor
@ elaprendizerrante:
Gracias por esta valiosa importante. Resumes aquí lo que me parece es la esencia de la relación maestro-estudiante.
Presto mis servicios como asesor de inglés en escuelas primarias en Matamoros Tamaulipas México. La lectura de la aportación del profesor Carlos Torres denominada ¨Vivir la clase es el secreto¨ me parece que refleja en sus palabras mi perspectiva de la interacción maestro-alumno.
Mi práctica docente en el terreno del inglés es relativamente reciente, sin embargo he descubierto que el desarrollo de contenidos que aparte de novedosos reflejen la realidad del alumno y le auxilien a interpretarla despierta en ellos bastante interés. La clase se vuelve muy interesante y participativa.