Como educador me parece esencial explorar las metáforas que utizamos para describir nuestra labor efectiva en la sala de clases. Parker Palmer, autor de «The Courage to Teach», tiene un ejercicio sencillo muy útil para comenzar talleres para maestros y profesores. Les pide que completen la siguiente oración: “Cuando enseño de la mejor manera que puedo, soy como un(a) ____________.” Se debe completar la oración con una figura de lenguaje o una metáfora. En un taller que ofrecimos este fin de semana a futuros maestros les pedimos que completaran esa oración y algunas de las respuestas fueron:
1. agricultora de la enseñanza
2. madre/padre
3. un faro
4. una luz que ilumina como un sol
5. un puente entre la verdad y la ignorancia
6. mapa, para guiarlos por el camino
7. una ráfaga de viento ya que puedo tocar a cada uno de mis estudiantes pasándole mis conocimientos.
8. soy como un alfarero, que va formando poco a poco al estudiante en su aprendizaje y a la vez puede ayudarlo a formarse en su vida profesional, personal y espiritual
9. soy como un pajarillo que ayuda a sus hijitos a emprender el vuelo que les hará libres y les permitirá conocer a otros pajarillos con los que revolotearán y descubrirán otros bosques muy pero que muy lejanos
10. soy como la luz de la estrella mas llamativa.
Yo cuando enseño de la mejor manera soy como un ciber-chamán que acompaña a sus estudiantes a conocer aquellos mundos desconocidos.
Ese modelo es el que determinará tus estrategias educativas y tu filosofía educativa. Y tú, ¿cómo eres cuando enseñas de la mejor manera que puedes?
Referencia: Explorando nuestras metáforas
Actualizado:
Comparten metáforas nuestros visitantes:
Manolo nos dice:
Me imagino que soy uno de los primeros evangelista. Peces, botes, una piedra. Deslumbrado por la palabra y el camino. Ansioso de compartirlo, de buscar mas adeptos. Con una fe muy grande en lo que digo. Con una duda muy grande en lo que digo. Como los budistas, fe muy grande, duda muy grande y con una creencia muy grande en el potencial de todos.
4 comentarios
Saltar al formulario de comentarios
¡¡Muy buen ejercicio!!
Me ha encantado el ejercicio, de veras. Mi respuesta sería que depende: depende de la clase, de la hora, del alumno que tenga delante, del día que tenga, de lo que esté explicando, de la temperatura del aula, del humor que tenga el alumnado, del humor que tenga yo… y creo que sería capaz de seguir un buen rato más. Yo no soy nunca igual en mis clases, me gustaría, eso es cierto, dar clases magistrales y comportarme como un faro o como un cyber-chaman constantemente. Pero la realidad del día a día, del hora a hora se impone. Y que conste que esto no creo que sea algo negativo, más bien todo lo contrario. Somos educadores y los chicos deben comprender que lo importante no es ser infalible, perfecto o un genio, lo importante es ser integro y coherente en el aula y fuera de ella.
En fin, esto me pasa por leer blogs a las tantas de la noche: seguro que mañana me muero de sueño en clase:wink:
Me imagino que soy uno de los primeros evangelista. Peces, botes, una piedra. Deslumbrado por la palabra y el camino. Ansioso de compartirlo, de buscar mas adeptos. Con una fe muy grande en lo que digo. Con una duda muy grande en lo que digo. Como los budistas, fe muy grande, duda muy grande y con una creencia muy grande en el potencial de todos.
Como una etrella… Brillo, deslumbro. Y me siento como un niño chiquito con jugete nuevo.